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La Audiencia de Vizcaya juzga hoy a siete policías por torturas

La Audiencia de Vizcaya juzga hoy a siete agentes del Cuerpo Nacional de Policía acusados de torturar y amenazar a dos detenidos el 1 de febrero de 1984, según el escrito de la acusación particular. Uno de los procesados es Julio Hierro Moset, condenado en julio de 1998 a cinco años y seis meses de prisión y a nueve años de inhabilitación absoluta, por el Tribunal Supremo por un delito de detención ilegal en el caso Marey. Las dos presuntas víctimas de las torturas reconocieron a Hierro como "la persona que tenía el mando, daba las órdenes y, en concreto, decía si realizar o no alguna de las torturas". Uno de ellos afirma que Hierro llegó a decir "a éste mejor pegarle un tiro, que no va a decir nada".Los letrados Kepa Landa y Jone Goirizelaia piden un año de prisión, inhabilitación especial, destierro y multa de 300.000 pesetas para seis de los acusados, P.L.G., P.N.G., F.R.D., J.E.M., F.P.F. y Julio Hierro, así como seis años de inhabilitación especial para M.M.V. El fiscal no ha presentado cargos.

Según la acusación, el 1 de febrero de 1984 varios policías uniformados que se encontraban desarrollando funciones de vigilancia y seguridad ciudadana, procedieron a la detención de J.R.Q. y J.P.O. en la calle Ledesma de Bilbao. Luego, fueron conducidos a la Jefatura Superior de Policía de la capital vizcaína, donde fueron sometidos a varios interrogatorios, durante los cuales "fueron golpeados, obligados a realizar flexiones, les aplicaron electrodos, y les fue practicada la tortura que se conoce como el quirófano". Además, afirman, se les insultó, amenazó y vejó. Ante "la alarma" que provocó en la familia de J.R.Q. su incomunicación en comisaría, ésta solicitó la intervención del juzgado, cuyo representante se presentó en comisaría, donde el detenido le relató el trato que había tenido por parte de los agentes. Posteriormente, llamaron al otro detenido J.P.O., quien había sido trasladado, según comunicaron los policías, a Burgos.

Parte de lesiones

El escrito de acusación señala que en este traslado acompañaron al arrestado tres agentes, los cuales al regreso y a la altura de la localidad de Briviesca, pararon el vehículo y sacaron a J.P.O., golpeándole, amenazándole, insutándole y tirándole por una terraplén. Todo ello le supuso numerosas lesiones. Después, fue conducido de nuevo a comisaría, donde, según sus abogados, fue otra vez golpeado y amenazado. Además, señalan que el día 9 de febrero de 1984, J.P.O. ingresó en el centro penitenciario de preventivos de Madrid, donde fue examinado por un médico que describió las lesiones que sufría, entre ellas heridas múltiples superficiales en manos y piernas, hematoma en el párpado del ojo derecho, herida en la ceja con tres puntos de sutura y dolor en la región lumbar. El médico forense del Juzgado Central de Instrucción número 1 de Madrid también apreció lesiones.

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