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"El tenis ahora es pegar fuerte a la bola; yo intento hacer algo diferente"

Cercana ya a los 28 años -los cumplirá el próximo mes de abril-, Conchita Martínez afronta la última parte de su carrera profesional con un renovado optimismo. Se niega a aceptar que su tenis es obsoleto, que no puede llevarle a ninguna parte, porque pudo constatarlo tanto en el pasado Masters de Nueva York, cuando llevó de cabeza a la mayor de las Williams (Venus), como en el Open de Australia, en que alcanzó las semifinales, ronda en la que fue eliminada por la subcampeona Martina Hingis en solamente dos mangas.Conchita, la única española campeona en Wimbledon (1994) y finalista en Australia en 1998, ha recuperado un puesto entre las 10 primeras -es la séptima- y asegura que su aspiración ahora es ganar otro torneo del Grand Slam; aunque reconoce abiertamente que hay una diferencia entre Martina Hingis, Lindsay Davenport, Venus Williams y las demás, y que sus aspiraciones pasan también por mejorar su saque.

Pregunta. De vuelta en unas semifinales del Grand Slam. ¿Qué supone eso?

Respuesta. Mucho. Es para lo que se lucha. Si sigo jugando al tenis es porque me encanta, me gusta ganar, y quiero estar de nuevo ahí, entre las diez primeras.

P. Su carrera ha tenido etapas realmente duras, como la que vivió en 1989 (problemas con Van Harpen), y la que vivió con la enfermedad (cáncer) de su padre al final de la temporada pasada. ¿Hasta qué punto le afectó eso?

R. Siempre se intenta olvidar un poquito y seguir jugando. Pero pesa mucho. Es una enfermedad seria y afecta. Él ha sido muy fuerte, siempre ha estado positivo y lo ha sacado adelante. Igual que yo. También lo he sacado adelante. Y eso quiere decir algo.

P. El pasado mes de noviembre pareció recuperar su derecha en su debut en el Masters, frente a Venus Williams. ¿Hasta qué punto fue importante aquel partido en su carrera?

R. A lo largo de la temporada hubo varios partidos importantes. Ese concretamente lo fue porque me hizo ver que todavía estaba ahí, que podía luchar contra las mejores del mundo y darles guerra. Volví a encontrar mi juego. Siempre seguí pensando en este partido durante los entrenamientos, y me sirvió para ver los aspectos positivos de las cosas. Necesitaba esa sensación de poder jugar a mi mejor nivel. Ahora lo que me falta es mayor consistencia, y espero lograrla durante este año.

P. ¿Cree que su preparación física es la adecuada para competir al nivel que pretende?

R. La verdad es que sí. Estoy con muchas ganas y le doy mucha importancia a la preparación física y psicológica. Son dos aspectos muy importantes y que van muy unidos. Si estás fuerte físicamente también lo estarás psicológicamente. La cuestión es enfocar bien lo que quieres hacer.

P. ¿Qué ha cambiado en el tenis, en relación a cuando empezó, hace 13 años?

R. Lo que más ha cambiado es que antes siempre tenías un poco asegurado pasar rondas y llegar a las semifinales. Las jugadoras salían vencidas. Ahora eso ya no ocurre. Para llegar a semifinales hay que luchar, porque no existe ningún temor entre las primeras jugadoras del ránking. El tenis ahora es pegarle fuerte y estar bien preparada físicamente. La mayoría tiene el mismo estilo de juego. Yo intento jugar diferente, aplicar una estrategia, levantar bolas, bajarlas, cortarlas, hacer algo diferente. No sé jugar de otra forma.

P. ¿Cree que su tenis le permite luchar contra las cuatro primeras clasificadas del ránking?

R. Al menos lo intento. Pero es evidente que entre Davenport, Hingis y Venus Williams y las demás existe un eslabón.

P. Ha vivido bastante al margen del circuito, ¿le ha gustado hacer su vida?.

R. Me gusta preservar mi intimidad. Todas las primeras jugadoras mundiales tenemos rasgos particulares. Yo tengo una vida privada rica y quiero disfrutar de las cosas que me gusta hacer. Soy conocida en la calle y en la pista. Doy lo mejor de mí en la pista. Pero luego quiero mi intimidad. Aunque eso no me aleja del resto de jugadoras, porque salgo con ellas, voy a cenar, me relaciono con todas.

P. ¿Siente que el tenis le ha dado libertad?

R. El tenis me encanta. Disfrutar haciendo tu trabajo y encima estar bien pagada me convierte en una persona privilegiada.

P. La gente tiene la sensación de que las tenistas son millonarias, viven muy bien y tienen una vida fácil.

R. Para conocer lo que verdaderamente sufre cada una de nosotras hay que vivir eso de cerca. Yo me fui de casa cuando tenía 11 años. No he tenido prácticamente infancia. Estoy viajando continuamente. Vivo en una maleta. Y la lista es más larga. Pero hay otras cosas que, ciertamente, no cambiaría por nada del mundo. Y es cierto que si logras estar arriba se gana mucho dinero.

P. ¿Establecerá su residencia en San Diego cuando abandone el tenis?

R. En ese lugar paso algunas épocas del año. Ahora iré allí porque hace buen tiempo, mucho mejor que en Barcelona. Me gusta tener mi paz y vivir tranquila. Y eso me lo ofrece San Diego. Conozco a mucha gente allí y me siento muy bien. Pero cuando se ha viajado tanto por el mundo resulta difícil mantenerse siempre en un sitio, ser sedentaria. Mi residencia está entre Barcelona y San Diego.

P. ¿Qué objetivos se fija para este año?

R. Uno ya lo he conseguido: volver a estar entre las 10 primeras clasificadas del mundo. Ahora me marco como prioridad intentar ganar otro Grand Slam. Creo que en Roland Garros es donde más posibilidades tengo, porque en la tierra batida es donde mejor me siento.

P. ¿Sigue entrenándose con la argentina Patricia Tarabini?

R. Sí. Me funciona perfectamente. Es una persona que siempre ha estado a mi lado. El año pasado, por ejemplo, cuando perdí los puntos en Melbourne , no tenía ganas de jugar ni tampoco de entrenarme. Ella no fue a su casa, vino a San Diego a animarme, empezamos a entrenar y llevamos ya un año. Es una gran amiga y me conoce muy bien. Sabe cómo decirme las cosas. Me siento muy cómoda con ella.

P. ¿Qué ocurre con su saque?

R. Es algo que debo mejorar. Tengo ahí un problema que no consigo resolver. Estoy tirando muy mal la bola y llevo ya bastante tiempo con eso. No me sale. Y es un golpe fundamental.

P. ¿La ha ayudado a mejorar su juego la rivalidad que ha mantenido con Arantxa Sánchez Vicario a lo largo de tantos años?

R. Yo no me fijo en una rivalidad individual. No hay que ganar a una persona en concreto, sino a muchas. Esta rivalidad la ha creado sobre todo la prensa.

P. ¿Cómo ve el tenis femenino español?

R. Hay un grupo de jugadoras que nos siguen, entre las 50 primeras. Les falta consistencia, pero han hecho buenos resultados.

P. ¿Conoce a alguna de las que vienen detrás?

R. No. Hoy me he enterado precisamente de que una chica española, María José Martínez, ha estado disputando el título en la categoria júnior.

P. No entrenan nunca con ellas. ¿Hacen algo para apoyarlas?

R. Yo prefiero entrenarme con chicos. Nunca he entrenado con ellas. Y no sé exactamente qué podría hacer por ellas. ¿Pedirles invitaciones a torneos? No veo cómo se las podría conseguir. Actualmente ya hay representantes que se ocupan de eso. Creo que tanto Arantxa Sánchez como yo ya hemos hecho mucho abriendo el tenis femenino español al mundo.

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