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Entrevista:RICARDO RUIZESCRITOR

"Hemos pasado del Neolítico a Internet en cuestión de años"

Antonio Muñoz Molina escribió El jinete polaco en 1990 para narrar la ruptura entre las dos formas de vida de toda una generación: la del tiempo de la infancia, en pueblos que vivían del arado, en un estado de consciencia casi medieval, a los años de una madurez perdida en el huracán de la informática, las antenas parabólicas, Internet. El salto de un mundo rural a las más altas tecnologías conllevó la pérdida de toda una forma de vida. Eso es lo que ha llevado a Ricardo Ruiz, profesor de Bellas Artes, experto en la historia de Al-Ándalus en los Montes Orientales de Granada y ensayista, a escribir Lumbres de invierno, un libro que, rememorando cosas de su propia infancia y adolescencia, en los años cincuenta, parecen revivir hechos de hace siglos."Realmente, en muchos pueblos de Andalucía, hemos pasado del Neolítico a Internet en cuestión de años", cuenta para explicar esta obra, publicada por el Centro de Investigaciones Etnológicas Ángel Ganivet. "En muy pocos años ha desaparecido una cultura rural, fuera buena o mala, devorada por la civilización y la desplobación. Eso, en cierto modo, ha llevado a muchos pueblos al desarraigo".

Lumbres de invierno se centra en los recuerdos personales de aquellos que nacieron a comienzos de los años cincuenta en la comarca del Marquesado del Zenete, al noreste de Granada. "Pero lo que sucedió allí", explica Ruiz, "ha sucedido en muchísimos pueblos de España, que han perdido una cultura ancestral, una forma de vida que se transmitió de padres a hijos durante siglos". Luego añade: "Al cambiar las estructuras económicas, cambiaron también los fenómenos culturales. Eso da lugar a una gran paradoja: tenemos un pasado absolutamente reciente que es, al mismo tiempo, algo absolutamente lejano, perdido".

El libro rescata la memoria de los pueblos andaluces hace apenas medio siglo. Reproduce vocablos y expresiones locales, tradiciones, fiestas, modos de vida, comportamientos sociales y hasta la manera en que se desarrollaban las relaciones personales. "Era un mundo con sus luces y sus sombras, sometido muchas veces al caciquismo o a los modos impuestos por el franquismo", dice Ruiz, "pero, al mismo tiempo, era absolutamente vitalista. Era un mundo que estaba prácticamente intacto".

Estructurado a través de relatos cortos, reproducción en su mayoría de hechos reales y anécdotas, Lumbres de invierno -cuyo título proviene de la vieja costumbre en los pueblos de reunirse en torno a una hoguera para contar viejas historias- aúna los recuerdos personales con el análisis de Ricardo Ruiz como historiador. Así, la obra termina convirtiéndose en una radiografía de una Andalucía rural que pasó en poco tiempo de la hoz a la cosechadora, del jornalero al emigrante, de la verbena de verano a las discotecas con luces de neón.

"Mi generación, aquella nacida en torno a los años cincuenta, fue la última que vivió una cultura rural que había permanecido durante siglos", explica el autor. "Recuerdo que a la generación siguiente a la nuestra, ya en aquellos años, la llamábamos la Generación X, la generación de los desorientados, porque tenían un modo de divertirse y actuar muy diferente al que había sido siempre".

Palabras como taramantas, para referirse al sexo furtivo, a las escapadas a una era entre chicos y chicas, carecen hoy ya de uso y de sentido. Los antiguos carnavales, en los que se aprovechaba para hacer burla y escarnio de aquellos vecinos que hubieran tenido un desliz, se perdieron para ser reemplazados por otros que no son más que meros sustitutos de los que difunden los medios de comunicación. "Ya digo que era un mundo con sus luces y sus sombras, con sus cosas buenas y sus cosas malas, pero lo doloroso es que se ha perdido su autenticidad", sentencia Ruiz.

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La despoblación de los pueblos, el abandono de los campos, el desprecio por una forma de vida que estaba completamente apegada a los recursos de la tierra produjeron en muchos un profundo desarraigo. El libro, según su autor, es un intento por recordar aquellos viejos tiempos y analizarlos a la luz de los fenómenos históricos, sociales y económicos. "Trata, sobre todo, del cambio impactante y brutal que han sufrido muchos pueblos del país, no sólo en Andalucía, sino en toda España".

"Eso", añade Ruiz, "ha hecho que se pierda mucho de la identidad de la gente, y del saber que hasta entonces se había transmitido de generación en generación al imponerse el fenómeno urbano". La obra, dice su autor es un análisis de las costumbres de la gente de los pueblos en su ambiente, cuando entonces era su época y su mundo.

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