ETA: vuelta a empezar
Hoy es de esos días en que el periódico se queda antiguo nada más empezar la mañana. Su interés estalla en mil pedazos a la misma hora y con similar violencia que un coche en Madrid.Vuelta a empezar. Para mucha gente, inspiración profunda al salir cada mañana de su casa, miradas a un lado y a otro buscando personas con comportamiento amenazante, y creyendo haberlo encontrado en los gestos comunes de gente corriente. Agacharse para ver los bajos del coche. Silencio y tensión en otros que son transportados en autobuses y furgones. Cambios de hábitos. Algunas vidas segadas, como la de este teniente coronel (no, la de este hombre, que además de militar es muchas otras cosas, puede que aficionado al teatro o la novela de misterio, deportista o sedentario, solitario o bullicioso... un ser humano en suma), y muchas otras alteradas, mutadas amorfamente por la simple amenaza irracional. Miedo, impotencia, rabia..., desesperación al fin.
¿Condenas? Sí, pero también justificaciones y argumentaciones políticas (¿no serán más bien morales?) para la espantosa mutilación de vidas y la erradicación, de un plumazo, al son de un estallido, de la paz de miles de personas. Semblantes circunspectos, solemnes al decir que se equivocan, que no es el camino..., pero la intransigencia de la otra parte los anima, pero la paz tiene un precio, pero de todo se puede hablar. Cada vez me producen más náuseas estas cuatro letras juntas: "pero". Déjenla a un lado.
Sí, de todo hay que hablar. Hablemos. Ellos lo han hecho esta mañana. No es nuestro lenguaje, por eso no nos entendemos, no los entendemos. Su idioma tiene como sustantivos bomba, lapa, estallido; como verbos, amedrentar, insultar, asesinar; como adjetivos político, represivo.
Manejan bien los adjetivos, intentado cambiar la realidad, la esencia espantosa y evidente de sus sustantivos. Y hay quien añade una conjunción: pero.
No puede haber diálogo sin un lenguaje común. Hasta que no adopten el nuestro, de nada servirán los esfuerzos. Me pregunto si lo que quieren es que nosotros adoptemos el suyo.
No, no lo haremos. Nunca lo hemos hecho, y cuando ha sido asumido por alguna otra parte (no por mí, no por "nosotros"), nos ha resultado tan trágico, tan vomitivo como el de ellos. No, sin duda no lo haremos. Sin peros.- .
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