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ETA VUELVE A MATAR

El Gobierno asegura que responderá con firmeza y exige al PNV que abandone el Pacto de Lizarra

Luis R. Aizpeolea

José María Aznar reafirmó ayer su voluntad de responder con firmeza al reto de ETA y reclamó al lehendakari, Juan José Ibarretxe, y al PNV que rompan sus relaciones con el Pacto de Lizarra y regresen al Pacto de Ajuria Enea, la alianza de los partidos democráticos contra la violencia. "Pido que se adopten posiciones auténticas, compromisos prácticos; que se abandonen coartadas y se recupere la dignidad política y la sensibilidad moral". El ministro del Interior, Jaime Mayor, más rotundo, preguntó al PNV "cuántos muertos tiene que poner ETA para que rompa el acuerdo con EH y ETA".

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El jefe del Gobierno realizó su declaración institucional desde La Moncloa cinco horas después de que finalizara el Consejo de Ministros, que inició su reunión bajo el impacto del primer atentado de ETA en 19 meses. Aznar no aludió a la unidad de los partidos democráticos para afrontar el reto terrorista, aunque su portavoz, Josep Piqué, no descartó la posibilidad de una nueva ronda de contactos entre partidos para analizar la situación, y calificó de más difícil reunir el Pacto de Madrid, que agrupa a las formaciones con representación parlamentaria.Cuando Aznar hizo su declaración pública ya conocía la declaración institucional del lehendakari en la que anunció la suspensión de relaciones con EH hasta que condene la violencia. También el comunicado del PNV en el que, aunque pedía a ETA que cese la violencia, atacaba al Gobierno y aseguraba que logra una "victoria gratuita" por mantener un "inmovilismo inexplicable". En la misma línea, el portavoz del PNV en el Congreso, Iñaki Anasagasti, aseguró anoche que la solución al terrorismo "no es romper con EH", sino "integrar a ese mundo en las instituciones" y pronosticó que los partidos tendrán que esperar a que pase el 12-M para reunirse porque "hacer algo en época electoral es muy difícil".

Declaraciones de este tenor desde el PNV el día que ETA consumaba un atentado indignaron al Gobierno. Por eso Aznar exigió al lehendakari y al PNV, sin citarles, que adoptaran "posiciones auténticas, compromisos prácticos" y que "abandonen coartadas políticas" y "recuperen la dignidad política y sensibilidad moral".

Piqué, a la salida del Consejo de Ministros, ya había adelantado la posición del Gobierno al señalar que le parecía "insuficiente" la declaración de Ibarretxe de suspender sus relaciones con EH al no quedar clara su ruptura con el Pacto de Lizarra, la plataforma de partidos nacionalistas e IU creada en septiembre de 1998 para dar cobertura política a la tregua.

El Gobierno estima que Lizarra ya no tiene sentido como fórmula de pacificación, salvo que la finalidad de sus protagonistas sea la de otorgar prioridad al proceso de autodeterminación sobre el proceso de paz. "Es incomprensible que [el PNV] pueda mantener la cooperación política con grupos [EH] que evidencian un profundo desprecio por los derechos humanos y que hace menos de una semana, en una manifestación convocada por algunos firmantes de Lizarra daban gritos a favor de ETA".

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Piqué, aunque admitió que la declaración del lehendakari tenía "verdades elementales", como la condena sin paliativos del atentado, insistió en exigir a Ibarretxe y al PNV el regreso al Pacto de Ajuria Enea. Más tarde, el ministro del Interior, Jaime Mayor, insistió en la misma cuestión al señalar: "¿Cuántos muertos tiene que poner ETA encima de la mesa para que se rompa el acuerdo del PNV con EH y ETA?".

Aznar y Piqué insistieron en la "plena seguridad" de la capacidad policial para responder al reto de ETA y adelantaron que la banda "fracasará" en su intento de imponer sus objetivos políticos por la vía de la violencia. Para subrayar la rotundidad de su posición, el portavoz destacó que los cauces de comunicación del Gobierno con ETA no sólo estaban rotos desde que la banda anunció la ruptura de la tregua, sino que tampoco admitía mensajes de la banda a través de intermediarios.

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