España apaga el infierno

Hasta los energúmenos aplaudieron a España tras una exhibición de balonmano exquisito. Los espectadores del Dom Spórtova limpiaron ayer la imagen de esa cancha famosa por hechos lamentables al precio de una inapelable derrota de Croacia, actual campeona olímpica. El muro defensivo y las genialidades de Duishebáiev cimentaron la victoria. El equipo de Juan de Dios Román se enfrenta hoy (17.00, La 2) a Noruega en la segunda jornada.Es lo que tienen los genios: pueden estar dormidos durante mucho tiempo pero despiertan en las grandes ocasiones. Duishebáiev, elegido varias veces como el mejor jugador del mundo, estuvo más bien gris en el Mundial de Egipto (junio de 1999). Después fue mejorando en su equipo de la Bundesliga, el Minden, pero el seleccionador aún no estaba contento del todo: "Ha recobrado su capacidad de dirección pero aún no tira con la maestría que sabe", decía Román hace una semana. Ayer lo hizo, como sólo él sabe hacerlo: escondiendo el balón hasta el último instante y rectificando el tiro de forma inverosímil con una muñeca asombrosa. Para colmo de los croatas, Duishebáiev se entendió muy bien con Masip y demostró el acierto de Román al colocar a los dos cerebros juntos en la pista

Croacia sólo aguantó lo poco que tardó el portero Barrufet en lograr su habitual eficacia exasperante. A partir de ahí empezó un recital de defensa y ataque que alcanzó el punto culminante con un parcial de 5-0 para España en el minuto 18. El entrenador croata decidió que era el momento de sacar al ídolo Sarácevic para calentar al público y estimular al equipo, pero nada: Barrufet le paró el primer penalti, el trío defensivo Xepkin-Urdangarín-Olalla era granítico y los dos extremos, Guijosa y Ortega, iban dejando los primeros destellos de lo que después fue una actuación sobresaliente.

Hubo reacción de los anfitriones, que por tres veces se pusieron a tres goles en la segunda parte. Además, las exclusiones por dos minutos rompieron con frecuencia el ritmo de España, pero entonces brillaron dos factores poco destacados hasta ese momento: los zambombazos de Lozano y la potencia letal de Xepkin en el pivote. Croacia lo intentó, pero ayer no podía ganar a un rival excelso.

Gracias a las severas medidas de seguridad -los espectadores fueron cacheados a la entrada- y al empeño de las autoridades croatas en mejorar la imagen de su país, el comportamiento del público fue casi ejemplar.