Jordan vuelve a la NBA como director deportivo del segundo peor equipo del año
Michael Jordan volvió ayer a la NBA, y la Liga recuperó la sonrisa. El más grande baloncestista de todos los tiempos no lo hace como jugador, sino como presidente de la sección deportiva y copropietario de los Washington Wizards, el segundo peor equipo de la NBA esta temporada. El acuerdo entre Jordan y el propietario mayoritario del equipo, Abe Pollin, fue posible gracias a Ted Leonsis, directivo de America OnLine, quien cedió parte de su 44% en los Wizards.
Jordan, cuyo porcentaje en las acciones de los Wizards no ha sido especificada, entró con decisión en el cargo: anunció que nadie es imprescindible en el equipo y que espera hacerle campeón dentro de unos años.La estrella volvió a brillar ayer en la conferencia de prensa celebrada en la sede de los Wizards para explicar la noticia más esperada por la NBA y los aficionados. Sus palabras de que lo suyo no es una vuelta "puesto que no voy a jugar" cayeron en oídos sordos. Jordan ha vuelto al primer plano, aunque sólo para contratar jugadores y entrenador para un equipo que se arrastra por el fondo de su grupo. Y la misión autoimpuesta es hercúlea: quiere hacerle campeón.
El nuevo propietario no quiso revelar los términos de su participación financiera en el equipo y sólo dijo estar "sustacialmente implicado". Otras fuentes indicaron que Leonsis -que el pasado noviembre compró al septuagenario Pollin el equipo de hockey de los Capitals y el 44% de los Wizards y del MCI Center, el pabellón donde juega la mortecina escuadra que quiere resucitar Jordan- le ha vendido parte de su cuota con el compromiso de ampliarla, si el antiguo jugador lo desea, cuando Pollin fallezca o venda su parte.
Lo que si quedó claro ayer es que Jordan, el ganador, el perfeccionista, el luchador va a entrar como un toro en los Wizards. "El equipo no da todo lo que tiene", aguijoneó. "Voy a evaluar la capacidad de los jugadores y hacerles que den lo mejor. Voy a entrenar con ellos para mirarles a los ojos y ver si tienen decisión. Deben responder a lo bien pagados que están", hasta 15 millones de dólares por temporada (unos 2.400 millones de pesetas) para las principales figuras. Jordan parecía a punto de saltar a la pista con la nueva camiseta. Pero la NBA prohibe mezclar los intereses económicos con los deportivos. "No puedo hacerlo, tendría que vender mi participación para poder jugar", tuvo que responder a quien ya quería verle de corto.
Pollin buscaba un ganador para su equipo y dijo que Jordan era el hombre. El hexacampeón de la NBA aceptó el reto. "Es una oportunidad para mí. Sé lo que es dar la vuelta a una situación parecida. No será cosa de un día". Cuando Jordan llegó como novato a los Bulls, hace 16 años, el equipo también era el último. "Necesitamos siete años para hacer un equipo ganador y luego nos quedamos".
Jordan no quiso entrar en las diferencias que mantiene con los actuales responsables de los Bulls, el equipo de toda su vida. Los aficionados de Chicago piensan que puestos a elegir, se podía haber quedado en casa, donde la misión no es menos titánica. "He venido a Washington porque ha surgido esta oportunidad. No ha sido un acto de represalia", dijo. En Chicago van a seguir sus hijos y su mujer y él piensa volar entre ambas ciudades para seguir de cerca su negocio. "Pero voy a estar aquí hasta que el equipo funcione".
"Cuando viene una leyenda y se va a hacer cargo de tus cosas es como para estar por las nubes". Gar Heard, entrenador de los devaluados Wizards y a quien la cabeza le huele a pólvora, puso la mejor cara ante los acontecimientos. "Cualquier entidad de la que forme parte Michael Jordan va a ser de gran ayuda a la NBA y me alegra que sea en Washington". A todos los jugadores les han entrado ganas de cambio. "Si estás libre y Michael Jordan te llama a casa va a ser difícil decirle que no", comentaba Jud Buechler, que consiguió tres anillos junto a Jordan en los Bulls y ahora defiende a Detroit Pistons.
La llegada de Jordan va a dar un inmediato impulso a una Liga renqueante, en la que la asistencia a los partidos y el seguimiento por televisión es menor que en el pasado campeonato. Jordan no tiene todavía heredero en la cancha y el máximo responsable de la NBA, David Stern, ha luchado a brazo partido para conseguir el retorno de la estrella, uno de los más furibundos luchadores entre todos los deportistas. Stern fue el inspirador del frustrado intento de Jordan de hacerse el pasado verano con los Charlotte Hornets, que no culminó ante la negativa del propietario a ceder el control mayoritario del equipo.
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