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Tribuna:LA CRÓNICA
Tribuna
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El último romántico SERGI PÀMIES

BJ Estacio es el nombre artístico de Benja Estacio, técnico de sonido de una radio pública, compositor, cantante y padre de un compact-disc recién salido del horno -mañana se pondrá a la venta- titulado Uno de estos días. Diez canciones, alguna de las cuales podría ser un auténtico bombazo si un publicista con vista la incorporara como banda sonora de un anuncio de helados o vaqueros y demostrara que la comercialidad puede llegar a ser un valor en lugar de un lastre. La canción En mi habitación, por ejemplo, tiene un estribillo pegadizo, de los que te alegran el día mientras lo tarareas en la ducha o al volante del coche y te preguntas por qué demonios tendrá tan mala prensa la música ligera si, muy a menudo, es la que nos apetece cantar y escuchar.BJ Estacio es un tipo directo, sin pelos en la lengua, que prefiere hablar del precio de los coches a hacerlo del último libro de Paul Auster y que parece disfrutar -sin sentirse culpable- de placeres tan poco espirituales como un buen partido de fútbol sala o una partida de póquer con los amigos. En sus canciones, en cambio, practica una sensibilidad elegante que fomenta ese intimismo de rompeolas que tantos hijos ha traído al mundo. En algunos momentos, se permite el lujo de italianear y acercarse a los mejores maestros del género (aquel Rafael Pérez Botija, oscuro ideólogo de los éxitos de Pablo Abraira y Juan Bautista Humet y, más tarde, de Rocío Durcal y Enrique Iglesias) y demuestra un timbre de voz y unas melodías que recuerdan el añorado e incomprendido grupo Cadillac. Un universo de letras aparentemente superficiales, románticas, en las que mariposa rima con cosa, capricho con bicho e infierno con invierno pero que, de repente, transmite cierta contundencia con rítmicas afirmaciones como ésta: "Todo es mentira/ mentira que la bajada hace subida/ mentira que más dura es la caída".

Estacio tiene 33 años y su presente musical es la consecuencia de un largo recorrido que empieza en Barcelona, en el seno de una familia de hosteleros melómanos que crearon el ambiente propicio primero al dibujo y luego a la música. "Mi padre me tocaba canciones country con la guitarra antes de irme a dormir", recuerda. Estudios intermitentes de guitarra y de piano, deserciones varias, algún que otro error de juventud en forma de maxidisco -una mala tarde la tiene cualquiera- y una secreta admiración por las baladas románticas -"las de Claudio Baglioni son de las mejores"- intentaron hacer compatible la vocación con una carrera de estudiante que se fue a hacer puñetas en el primer año de Psicología. "Me salió un trabajo y lo dejé, quizás porque, en el fondo, no me gustaba que experimentaran con hámsters", afirma sonriendo.

Estacio no responde al tópico de músico eternamente de gira, nómada por naturaleza, noctámbulo, condenado a largas esperas y meses en la carretera. "Lo mío es componer", aclara, y defiende el trabajo antes que la inspiración. Antes de editar este disco -el que más se le parece, según él-, compuso canciones para otros. Chiquetete, María Vidal, Eva Santamaría ("que cantó en Eurovisión, poca broma") y Ríos de Gloria son algunos de los artistas con los que ha colaborado. "Y algunas de mis canciones también tienen éxito en Finlandia", dice con una mezcla de satisfacción y sorpresa. Habla en serio, aunque cueste imaginar a un clónico suyo cantando en finlandés frases como "no le temo al insomnio/ ni tampoco al demonio/ tan sólo es que odio la idea de hacerme mayor".

Detrás de su franqueza -y de un cierto gusto por desmarcarse de la imagen de artista torturado con una vehemencia inusual en estos tiempos-, se esconde un tipo al que le encantaban los festivales de Eurovisión y de la OTI, las películas de Bruce Willis -y también las de Eusebio Subielo y Alfredo Aristaráin-, la Electric Light Orchestra, una canción del último disco de Nacho Cano y otra de Al Stewart -The year of the cat-, y que, aunque lo disimule un poco, se siente tremendamente feliz de haber podido hacer un disco a su manera, "con la ayuda de muchos y buenos amigos, algunos de los cuales han puesto, además de tiempo y talento, parte del dinero necesario", y colaborando con gente como Tony Ronald, Monica Green y Frank Mercader. Imprevisible, Estacio no rehúye opinar sobre el paisaje musical actual. "No soporto a esos cantantes que se han convertido en starlettes. Se creen los reyes del mundo y se ponen gafas de sol y la gorra al revés en las entrevistas. ¿De qué vas?, me pregunto cuando los veo". Y, para completar la estocada, añade: "Estoy un poco harto de tanta música latina, con todos estos saltimbanquis de Chayanne y Ricky Martin". Lo dicho: un tipo romántico.

Jose Maria Tejederas Chacon

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