Los oncólogos recomiendan una mamografía anual a partir de los 40
Un estudio publicado en The Lancet cuestiona las campañas preventivas del cáncer de mama
El reciente estudio publicado en The Lancet sobre la escasa utilidad de las campañas de detección precoz del cáncer de mama mediante mamografías, más que un debate, lo que ha provocado es un cierre de filas de los especialistas de todo el mundo en defensa de esta técnica. Destacados representantes de la oncología y la ginecología española recomiendan, además, que estos análisis se amplíen a las mujeres a partir de los 40 años y con periodicidad anual. Tanto en España como en la mayoría de Europa, las campañas ofrecen mamografías bianuales entre los 50 y los 65 años.
El informe publicado el pasado día 8 en The Lancet y elaborado por prestigiosos epidemiólogos del Instituto Cochrane de Copenhague ha puesto en cuestión uno de los principios básicos de la oncología: la relación directa entre detección precoz de un tumor y las posibilidades de curación. Al menos lo han hecho en cuanto al cáncer de mama. Los daneses han invalidado los resultados de seis de los mayores estudios realizados en el mundo sobre el beneficio de las campañas de cribaje mamográfico en la reducción de la mortalidad al considerar que todos estaban técnicamente mal resueltos. De sus argumentos se extrae una idea aceptada por muchos oncólogos, y es el desconocimiento que aún persiste sobre la evolución natural de los tumores mamarios.La respuesta ha sido inmediata. No en vano, se trata de una práctica extendida desde hace 20años en los países más desarrollados. Desde la poderosa Sociedad Americana del Cáncer hasta el último especialista se han apresurado a rechazar el estudio danés y a recomendar a las mujeres que sigan sometiéndose a mamografías preventivas. En algunas consultas las dudas han empezado a asaltar a las pacientes.
Al igual que ya hizo la Sociedad Americana del Cáncer, la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) ha aprovechado la oportunidad no sólo para refrendar la utilidad de las campañas de cribaje mamográfico, sino también para pedir que se amplíen a las mujeres a partir de los 40 años y con una periodicidad anual. "Mi posición está muy clara", abunda a título privado el presidente de la SEOM, Vicente Guillem, jefe de servicio del Instituto Valenciano de Oncología. "La evidencia clínica nos dice lo contrario que el estudio danés. Por un lado, cuanto más pequeño es el tumor hay más posibilidades de curación, facilitando el recurso a la cirugía conservadora. Y, por otro, cuando el tumor diagnosticado no es infiltrante, está curado por definición tras un tratamiento adecuado".
Dinero público o privado
En Europa, donde las campañas son públicas y gratuitas, la mayoría se centra en mujeres entre los 50 y los 65 años, grupos de edad en los que más se ha estudiado la relación coste-beneficio. Los americanos, con una sanidad privada, han optado por rebajar la edad hasta los 40. Se basan en informes, aún limitados, que alertan sobre el incremento de cánceres mamarios en la cuarentena y en la comprobada reducción de la mortalidad cuando se descubren precozmente con una mamografía. Según Guillem, es sólo cuestión de tiempo que la epidemiología europea sustente estos resultados.
De la misma opinión es Graciela García, oncóloga de la Asociación Nacional de Lucha contra el Cáncer. "Con la mamografía se detectan tumores muy pequeños que requieren un tratamiento mínimo y se pueden curar", dice y subraya su apuesta por ampliar la detección a los 40.
Santiago Palacios, ginecólogo y presidente de la Fundación Europea de Mujer y Salud, no tiene dudas sobre las mamografías anuales a partir de los 40. Eso sí, haciendo hincapié en la importancia de que se practiquen con unas exigencias de calidad. En su opinión, los autores del estudio danés no han tenido en cuenta que "las técnicas mamográficas actuales no son lo que eran ni lo es el tratamiento del cáncer".
La mamografía es hoy el arma más eficaz para la detección precoz, asegura Manuel González Barón, jefe de servicio de Oncología del hospital madrileño de La Paz, teniendo en cuenta que descubre tumores inaccesibles para el tacto de la mujer y el propio médico. "En el cáncer de mama han caído muchos mitos. Primero, el de la autoexploración, y después, la exploración médica. Estamos viendo que el índice de mortalidad ha bajado mientras que el de incidencia sigue creciendo, y esto se debe, en parte, al diagnóstico precoz".
Miles de mujeres en todo el mundo se someten anualmente a campañas de detección precoz de cáncer mamario. En España, su grado de desarrollo es desigual. Mientras Navarra adoptó la iniciativa hace 10 años, en Madrid no se puso en práctica hasta 1999. El grado de cobertura de la población seleccionada (entre los 50 y los 65 años, aunque hay comunidades que lo han ampliado a los 45) varía de un 70% a un 30% entre unas comunidades y otras. Se hacen cada dos años
La corta experiencia española impide, según los epidemiólogos, hacer aún un balance de eficacia en la reducción de la mortalidad. Por ello se siguen barajando las cifras estadounidenses y suecas, que arrojan una disminución entre un 20% y un 25%. Para los políticos y expertos en salud pública españoles aún no hay suficiente evidencia internacional que muestre que ampliar la cobertura a las mujeres de 40 años redunde en un claro beneficio. En esto se basa también el director del Instituto Catalán de Oncología, Josep Maria Borrás, para defender el mantenimiento de los actuales criterios.
Para quienes planifican actuaciones sanitarias públicas el coste- beneficio es un factor decisivo. A ello alude Hernán Cortés Funes, jefe de Oncología del Hospital Doce de Octubre de Madrid. "Hoy día las mamografías requieren una infraestructura muy costosa. En el marco sanitario hay que establecer un orden de prioridades", comenta. Sin embargo, reconoce la utilidad del cribaje cuanto más precoz mejor y él mismo se lo está recomendando a las mujeres que tengan antecedentes familiares.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.