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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Jubileo 2000

Este periodo que ha comenzado de nuestro eterno periplo alrededor del Sol es especial para un sector importante de nuestra sociedad, la Iglesia, que lo ha declarado jubilar. Eso significa, principalmente, que es un año de reconciliación y perdón.Con motivo de este año jubilar, la Iglesia ha pedido que se perdone la deuda externa a los países más pobres. A tal petición se han sumado multitud de organizaciones y ciudadanos de todo el mundo y de procedencia absolutamente plural, en lo que, probablemente, sea la campaña reivindicativa más extendida y apoyada a escala internacional.

No estoy de acuerdo: la deuda externa no ha de ser perdonada, porque tampoco se perdona la esclavitud. La deuda externa es, para miles de millones de seres humanos, una cadena que les sujeta, de por vida, a la muerte y al sufrimiento de una existencia indigna, por las carencias materiales que comporta y que repercuten, de forma indefectible, en su desarrollo integral como personas. La esclavitud no se perdona, simplemente de anula, por atentatoria contra los derechos humanos más elementales.

Y, puestos a pedir perdón, son los beneficiarios de tal régimen de esclavitud, esto es, los países ricos, los que han de pedir mil excusas por tanto dolor y sufrimiento provocados por su usurero comportamiento durante tantos años. Tengan, pues, la decencia y la humildad de pedir perdón, acompañando la solicitud no sólo con la anulación de la deuda, sino ofreciendo siete veces siete el 0,7% como indemnización por los irreparables daños causados.- Alfonso Bazaga Barroso. Badajoz.

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