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El fiscal se convierte en acusador de la brasileña violada en comisaría, en otro juicio por malos tratos

La actitud del Ministerio Fiscal contra Rita Margarete R., la brasileña violada en agosto de 1995 en la Jefatura Superior de Policía de Bilbao, convirtió a la víctima en la principal acusada del juicio iniciado ayer en la Audiencia Provincial de Vizcaya contra dos policías, acusados de infligir a la mujer malos tratos durante su permanecia en comisaría. El fiscal no acusó a los agentes por entender que no hubo agresión. Sin embargo, trató de probar que la testigo miente y que ejercía la prostitución cuando fue arrestada. La acusación particular pide 12 años de prisión para los agentes.

La Audiencia Provincial de Vizcaya, en junio de 1998, y el Tribunal Supremo, meses después, dieron por probado en sendas sentencias que la súbdita brasileña Rita Margarete R. había sido violada en las dependencias policiales de la Jefatura Superior de Policía de Bilbao durante su detención en agosto de 1995. Pero ambos tribunales reconocieron que la falta de pruebas impedía condenar a los culpables.Casi dos años después, la mujer, ostensiblemente más delgada, pero igual de dolida y nerviosa, rememoró de nuevo los hechos -se refirió a "aquello que pasó"-. Fue en el nuevo juicio, en este caso por malos tratos, que se celebra desde ayer contra un inspector y un agente de la Policía Nacional en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Vizcaya.

La sesión estuvo dedicada a escuchar las declaraciones de los dos acusados y de la víctima. Durante las tres horas, los funcionarios de policía sentados en el banquillo estuvieron arropados en la sala por varias decenas de compañeros.

La ciudadana brasileña Rita Margarete R., residente en Getxo con su pareja y sus hijas, identificó ayer al policía nacional Eustaquio Ramiro Díaz como el agente que, "con una sonrisa en los labios", la agarraba fuertemente por los brazos mientras otro agente, sin identificar, la golpeaba en la espalda.

El acusado lo negó y aseguró que sólo estuvo con ella varios minutos cuando tuvo que trasladarla de las oficinas a calabozos, y ratificó con su respuesta la pregunta del Ministerio Fiscal de que sólo le dió un cigarrillo y agua cuando la detenida se encontraba en el pasillo.

Al otro acusado, el inspector Julián Alcañiz, autor de su detención, Rita Margarete R. le implicó en amenazas contra su persona. Reiteró que ante su resistencia a reconocer que ejercía la prostitución, le advirtióde que "iba a bajar a los calabozos a aprender a decir la verdad", al tiempo que le preguntaba por su familia y por su hija. Alcañiz lo negó aduciendo que no lo necesitaba para tramitar el expediente de expulsión, ya que para él estaba claro que era prostituta. Manifestó que la detenida vestía "provocativamente" : "una minifalda y un chaleco sin mangas".

Por su parte, el Ministerio Fiscal también trató de probar que la testigo era prostituta cuando fue arrestada y que sus contradicciones y olvidos sobre los hechos se debían a que mentía. En su criterio, la mujer se desmayó víctima de la tensión y el miedo a ser expulsada.

Entre los 17 testigos citados, hoy declararán los médicos que atendieron a Rita Margarete en el hospital de Basurto.

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