JOSÉ MONTERO ALONSO MADRILEÑISTA "La luz de Madrid es, en verdad, maravillosa"

José Montero Alonso es un hombre observador, sereno e inteligente. Escritor y periodista, se trata, quizá, de una de la personas con un conocimiento más amplio y profundo sobre Madrid. Posee la humildad de los que saben mucho y la dignidad de los que poseen poco. Vive en esta ciudad desde que cumplió 15 años, aunque nació en Santander en 1904. Algunos amigos suyos dicen con malicia que, de recién nacido, recibió un biberón de manos de la reina Isabel II, supuesto que él niega con una sonrisa. "Es una leyenda", dice. Si no legendaria, casi mítica es su vida en Madrid, donde Montero Alonso ha conocido y mantenido amistad estrecha con escritores como Ramón del Valle-Inclán, Gerardo Diego o el dramaturgo Jacinto Benavente. "Debo de ser casi el único madrileño aún vivo que saludó a don Benito Pérez Galdós", comenta. Ayer mismo, Montero supo que acababa de serle concedida la medalla de oro de la Asociación de la Prensa de Madrid, por la labor de toda una vida dedicada al periodismo (La Esfera, La Libertad, El Heraldo, Madrid, Pueblo...). También se dedicó a la docencia, como profesor de Literatura, en el Instituto Isabel la Católica, donde tuvo por alumnas a Teresa Rabal y a Cristina Almeida, entre otras.Pregunta. De los grandes conocedores de Madrid con los que usted ha tenido amistad, ¿con cuáles formaría el mejor repóquer?

Respuesta. Creo que con Federico Carlos Sainz de Robles, con Gómez de la Serna, Manuel Machado, el pintor Julio Romero de Torres y el músico Francisco Alonso. Todos ellos, incluso los no madrileños, tuvieron un conocimiento espléndido de la ciudad.

P. ¿Usted sería el sexto?

R. No, de verdad. Tan sólo he intentado conocer Madrid, y, a mis 95 años, creo haberlo conseguido, siquiera un poquito.

P. ¿Recuerda el día en que conoció a Galdós?

R. Perfectamente. Fue en su casa. Con él se hallaba una mujer morena de extraordinaria belleza, ahijada suya e hija del torero Machaquito, el que luego diera nombre a un anís.

P. ¿Cómo era entonces Madrid?

R. Era una ciudad pequeña y entrañable.

P. ¿Cuál es su rincón favorito?

R. La plaza del Cordón.

P. ¿Qué consejo recomendaría a un visitante para conocer bien Madrid?

R. Que se meta por las calles que parten de Mayor hacia abajo, hacia el río.

P. ¿Cómo son los madrileños?

R. Sinceros, sin ratimagos ni penumbras.

P. De las palabras más empleadas en Madrid, ¿cuál prefiere?

R. Me gusta "garbo".

P. Entre la gente, la atmósfera y la luz de Madrid, ¿con qué se queda?

P. Con la luz. En algunos momentos del día, es en verdad maravillosa.

P. ¿Cuándo lo es más?

R. Cuando cae la tarde.