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Almunia acusa a Aznar de querer apropiarse la Constitución cuando fue el último en defenderla

Luis R. Aizpeolea

El secretario general del PSOE, Joaquín Almunia, advirtió ayer a José María Aznar de que "no consentirá que se apropie de la idea de España y de la Constitución y de que las privatice como ha hecho con las empresas públicas, que se las han quedado él y sus amigos". El líder socialista replicó a la pretensión de Aznar de hacer de la defensa de la Constitución y del ataque a los nacionalistas uno de los ejes de la próxima campaña electoral. Le acusó también de "romper las reglas de juego" con el "abuso de la publicidad institucional y la manipulación de los medios de comunicación públicos".

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La respuesta al anuncio de Aznar de hacer de la defensa de la Constitución y de la unidad de España uno de los ejes de la campaña electoral -rubricado con la visita que el jefe del Gobierno realizó el domingo a Ceuta y Melilla, donde reafirmó la "españolidad" de ambas plazas- centró la primera intervención pública del año del secretario general del PSOE tras la reunión de la ejecutiva socialista.Almunia, que no pudo disimular su irritación por la actitud de Aznar, denunció el intento del jefe del Ejecutivo de "apropiarse de la idea de España y de la Constitución" cuando la realidad es que en esta legislatura del Gobierno del PP, dijo, "España ha perdido cohesión territorial y social " y "el grado de compromiso de los partidos nacionalistas, el PNV y CiU, con la Constitución ha disminuido de manera grave y preocupante".

Almunia estaba particularmente enojado porque Aznar manifestó el domingo en Melilla y Ceuta que el PP es el único partido capaz de defender la "españolidad" de ambas ciudades y porque arremetiera contra el PSOE por pasar de ser un partido nacional a una confederación de partidos más o menos regionales. "Sólo faltaba que el último en llegar a la defensa de una España democrática, autonómica y plural se la quiera quedar en exclusiva. Todavía tiene algunos rezagados en su partido que no han llegado a defender la idea de la España constitucional y ya quiere quedársela él solito", espetó Almunia en alusión a un artículo periodístico, crítico con el Título VIII de la Constitución (dedicado a las autonomías), que el hoy presidente del Gobierno escribió en su juventud. Y añadió: "Su discurso recuerda demasiado a lo que decían hace algunos años algunos que todavía son miembros del PP, de que sólo podía haber un partido en España", en referencia a que sólo el PP garantiza la defensa de la cohesión de España.

El secretario general distinguió dos etapas en la la política territorial del Ejecutivo de Aznar: la del cumplimiento de los compromisos adquiridos con los nacionalistas para asegurar su investidura como presidente y la actual, de enfrentamiento con los nacionalistas.

Almunia acusó a Aznar de realizar, en la primera fase de la legislatura, "concesiones irresponsables a los nacionalistas a cambio de votos para asegurarse el poder". Las consecuencias de estas cesiones "han sido desastrosas, con la creación de agravios territoriales y sociales", enfatizó. Citó algunas de estas concesiones y sus consecuencias. Entre ellas, la ruptura del consenso en la financiación de las autonomías, "cuyo sistema saltó por el aire tras el pacto bilateral de Aznar con los partidos nacionalistas", quienesle aseguraron a cambio el voto de investidura; y la "introducción de desigualdades flagrantes en el sistema de salud y entre el sistema foral y común.

Ruptura de la igualdad

También reseñó Almunia "la ruptura de la igualdad de los españoles ante la declaración del IRPF" por la concesión de la capacidad normativa a las comunidades autónomas, pactada con CiU; y "las desigualdades territoriales" originadas por inversiones en infraestructuras realizadas con "criterios partidistas". "Se ha castigado a las comunidades socialistas y a todo el norte y noroeste de España", precisó el candidato socialista. "Así no se construye España; así se construye un país, lleno de agravios y recelos", remachó.

El secretario general del PSOE resaltó el contraste de esta segunda etapa de Aznar, iniciada ante la proximidad de las elecciones y caracterizada por su confrontación directa con los nacionalistas, frente a su etapa de "concesiones irresponsables". "Aznar está empezando a hacer lo mismo que en las elecciones de 1996. Dos meses de proclamas españolistas, de hinchar el pecho imperial, de commemorar las glorias imperiales de la España eterna para después pasar cuatro años hablando catalán en la intimidad y cediendo lo que no debía haber cedido a cambio de unos pocos votos en el Parlamento".

Almunia vaticinó que Aznar hará lo mismo que en 1996 si gana las próximas elecciones. "Lo más preocupante es que no tiene ninguna idea. Su modelo de Estado quedó arrumbado en 1996, cuando necesitó pactar con los nacionalistas, y no ha encontrado otro. Sólo piensa en ganar las elecciones para abrir de nuevo la mesa de trueque de votos por transferencias".

El líder socialista situó la reciente visita de Aznar a Ceuta y Melilla en este contexto electoralista de "reafirmar su españolidad", pese a que no había visitado ambas ciudades autónomas en toda la legislatura cuando así lo había prometido. "Lo menos que se puede decir es que la visita no fue un éxito. [Aznar] empleó una palabra muy significativa de lo que pasaba por su mente. Habló de "barullo" y, efectivamente, que en un acto de partido, como anunció, le esté esperando un general uniformado es un barullo". Aznar fue recibido en el aeorpuerto melillense por el comandante general de la zona, Francisco Díez Moreno.

Resaltó también Almunia el "incumplimiento de Aznar" de acudir a estas plazas en calidad de jefe del Ejecutivo. "Si se comprometió, tendría que haber tenido la gallardía y el coraje de cumplir su compromiso, porque nada se lo impide". A renglón seguido añadió: "Yo les digo que cuando sea presidente del Gobierno iré a Ceuta y Melilla como presidente del Gobierno".

Denunció también el tratamiento que los medios de comunicación públicos han dado a la visita de Aznar como una muestra de lo que vendrá en la campaña electoral. Tras precisar que TVE dedicó un cuarto de hora a un acto anunciado como partidista, y no institucional, subrayó los "abusos flagrantes" de las reglas de juego democráticas que el PP "está cometiendo, incluso antes de convocarse las elecciones". En este contexto denunció las campañas de publicidad partidistas, disfrazadas de publicidad institucional y "sufragadas con dinero público", y anunció que pedirá la intervención de la Junta Electoral Central en cuanto Aznar convoque las elecciones.

Las críticas del presidente a su reunión con Pasqual Maragall le parecen una estupidez.

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