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La policía de Sevilla detiene a una asistenta tras grabar su paliza a una niña de 22 meses

En las cintas se escuchan con claridad los golpes y los gritos de lamento de la pequeña

La policía de Sevilla detuvo y llevó ayer al juzgado de guardia a Dolores P., una asistenta acusada de maltratar a la niña de 22 meses a la que, en plenas fiestas navideñas, sus padres ingresaron en un hospital sevillano con abundantes golpes y magulladuras en el cuerpo. Para averiguar si la mujer era responsable de las agresiones a la pequeña, la policia instaló en la casa un sistema de grabación de audio en el que han quedado reflejados con claridad los sonidos de los golpes y los quejidos de la niña. La pequeña llevaba recibiendo palizas cerca de un año, según los indicios.

Los médicos que examinaron a la niña de 22 meses comprobaron que había recibido abundantes golpes, pero descartaron que sufriera abusos sexuales o heridas fruto de un sadismo extraordinario. Los primeros que tuvieron que enfrentarse a las preguntas de los agentes de policía fueron los padres de la menor, que negaron rotundamente haber pegado a su hija.La siguiente hipótesis policial se dirigió entonces a la asistenta, de 46 años, que pasaba mucho tiempo a cargo de la niña. Sin embargo, los padres aseguraron que, cuando regresaban a casa, nunca habían visto ni oído nada que les llevara a sospechar lo que le estaba sucediendo a su hija. Tampoco percibieron que mostrara signos de que la pequeña estuviera aterrorizada o sintiera repulsa hacia la mujer que la cuidaba.

Cámaras descartadas

Acotadas las sospechas en el restringido círculo en el que se desarrollaba la vida de la niña, la policía decidió entonces instalar un dispositivo técnico en la casa con el fin de registrar las agresiones. Se pensó en utilizar una cámara de vídeo, pero la gran cantidad de tiempo que la asistenta pasaba en la casa y las dificultades para camuflarla hicieron abandonar esa estrategia. Finalmente, la policía colocó varios micrófonos en la casa y una grabadora de casetes, en las que ahora se escuchan los gritos coléricos de la asistenta y los lloros de la pequeña, mezclados con el sonido de los golpes.

Fuentes de la investigación no facilitaron ayer más datos que el nombre de la mujer detenida, sin facilitar la identidad de los padres de la pequeña, vecinos de Sevilla, pero sí precisaron que Dolores P., que vive en la calle de Copérnico del barrio sevillano Juan XXIII, ha sido puesta a disposición del juzgado de guardia por los presuntos delitos de lesiones y malos tratos a un menor.

Anoche, la juez Mercedes Alaya, titular del juzgado número 6 de Sevilla, seguía tomando declaración a la detenida, junto al fiscal del caso, José Escudero.

Los investigadores sospechan que las palizas recibidas por la niña no se limitan a la que finalmente la llevó al hospital o la que se grabó, sino que probablemente se venían produciendo desde hace aproximadamente un año.

"Caso Woodward"

Según diversas fuentes policiales, este tipo de delitos es bastante más frecuente de lo que se suele pensar. En 1997, el caso de la niñera británica Louise Woodward escandalizó y dividió a la opinión pública mundial, a la vez que sacaba a la luz una situación bastante más común de lo sospechado habitualmente.

Esa joven de 19 años, natural de Liverpool, fue condenada a cadena perpetua por el presunto asesinato de Mathew Eappen, el bebé de ocho meses del que cuidaba en una casa de Cambridge (Massachussets, EE UU). Las presiones desde Gran Bretaña y diversos sectores de la sociedad estadounidense llevaron a la juez encargada del caso a cambiar la tipificación del delito de asesinato por la de homicidio involuntario, por lo que la joven quedó en libertad provisional y, al poco tiempo, pudo regresar a su país de origen.

Muy cercano en el tiempo al caso de Woodward, bastante similar y, sin duda, inspirador de los métodos utilizados ahora por la policía de Sevilla, fue el de una niñera grabada en vídeo por los padres del bebé que atendía y que sospechaban las palizas. La cinta obtenida en un hogar del Estado de Connecticut (EE UU) en abril de 1999 mostraba a la niñera zarandeando y arrojando contra el sofá al bebé, al que nunca propinaba golpes directos o contra superficies duras para no dejar rastro en el cuerpo.

A raíz del caso de Woodward se realizaron diversos estudios sobre la situación, cuyos datos pueden ser, según los expertos, perfectamente extrapolables a otros países con niveles de desarrollo social equiparable a Estados Unidos, como España.

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