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Renault negocia su entrada en el capital del grupo surcoreano Samsung Motors

Después de haber adquirido buena parte de la firma japonesa Nissan, el grupo francés Renault se dispone ahora a engullir al constructor surcoreano Samsung Motors, en un nuevo paso dirigido a fortalecer sus posiciones en Asia. El porcentaje de participación que tomará Renault, así como el alcance de la operación, no fue facilitado ayer. La firma asiática, que está intervenida judicialmente, acumula unas deudas que ascienden a 3.780 millones de dólares (unos 608.000 millones de pesetas).

La noticia de que Renault negocia la compra del Samsung Motors, apuntada discretamente días atrás por la prensa especializada de Seúl, fue confirmada ayer tarde, inesperadamente, a través de un escueto comunicado, emitido conjuntamente, en París en el que no se aportan datos de la operación. En ese comunicado ambos grupos se limitan a confirmar que el pasado 30 de diciembre abrieron "una negociación exclusiva con miras a la compra por Renault de todos o parte de los activos operacionales de Samsung Motors".Un portavoz del grupo francés indicó con posterioridad que Renault no tiene ninguna intención de cargar con la cuantiosa deuda del constructor surcoreano, una explicación muy procedente de cara a la reacción de los mercados bursátiles, toda vez que Samsung Motors está sometido a vigilancia judicial desde julio pasado. El mismo portavoz precisó que las negociaciones se prolongarán todavía, previsiblemente, durante dos o tres meses y que no se contempla la compra de Samsung Comercial Vehicles, la filial dedicada a la construcción de camiones y otros vehículos pesados.

La operación, que permitirá a Renault ampliar su base en el continente asiático y acceder directamente al mercado coreano, se desarrolla en un momento en el que la euforia se ha instalado en el sector automovilístico francés. Renault ha cerrado 1999 con un incremento de sus ventas del 6,7% y todo apunta a que el mercado local de coches nuevos va a seguir aumentado significativamente durante el 2000.

Renault está decidido a jugar a fondo sus cartas en el continente asiático, a despecho de las enormes deudas que aprisionan a Nissan y al que parece destinado a convertirse en su segundo aliado de la zona. Hace nueve meses, en marzo último, pagó 32.700 millones de francos (unos 830.000 millones de pesetas) por el 36,8% de Nissan Motor, grupo deficitario y fuertemente endeudado, y por el 22,5% de Nissan Diesel, la filial dedicada a la construcción de transportes pesados.

Por su parte, Samsung Motor acumula una deuda estimada en 3.780 millones de dólares (608.000 millones de pesetas), víctima del desplome de la demanda que se ha reducido en los últimos tres años en un 51% para el mercado de los coches nuevos. Frente al 1,1 millones de unidades vendidas en 1997, las ventas del pasado año apenas alcanzaron las 570.000, según la publicación estadounidense Automotive News.

Ya en febrero del pasado año, la dirección del grupo surcoreano admitió su disposición a vender la división de motor a un grupo extranjero. Sin llegar a confirmar los rumores que presentaban a Renault como el primer candidato a la compra, el pasado 30 de diciembre un portavoz de la compañía transmitió el propósito de Samsung de conservar un 20% del capital de la división de motor, "para facilitar la operación".

En el caso de que la venta llegue a consumarse, como parece, resulta previsible que Renault aplicará en Corea del Sur la misma receta que su hombre en Tokio, Carlos Ghosn, verdadero patrón de Nissan Motor, está aplicando en esas latitudes. El plan de reestructuración anunciado en octubre prevé el cierre de cinco fábricas y la supresión de unos 21.000 empleos.

Fundada en 1995, Samsung Motors produce en su fábrica de Pusan, con capacidad para producir 240.000 unidades al año, un único modelo, el SM5, construido con tecnología Nissan, precisamente.

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