2002
JAIME ESQUEMBRE
Cuando peor olía el río, Julio de España adquirió el compromiso público de zambullirse en las aguas del Segura en el año 2000. Lo anunció en 1998 y, como para trasladar a la ciudadanía sensación de firmeza y seguridad en la acción de las administraciones públicas afectadas, lo repitió hasta la saciedad durante 1999, año electoral.
Llegó la fecha anunciada y los que sufren directamente las consecuencias de la contaminación le han recordado a De España que los políticos son, en ocasiones, prisioneros de su palabra, que no cumplen casi nunca. Ataviados con coloristas trajes de reyes magos, integrantes de la plataforma Pro-Río, que nuclea a varios colectivos cívicos de La Vega Baja que desde hace años reivindican el saneamiento integral del putrefacto cauce de su río, regalaron la semana pasada a don Julio un bañador para facilitarle la siempre difícil tarea de cumplir una promesa.
¿Y saben cuál ha sido la reacción del presidente de la Diputación de Alicante? Pues arremeter contra los que reclaman un Segura limpio. Son oportunistas, dice, con ansias de protagonismo. Después, echa mano de la más manida de las excusas del partido al que pertenece para afirmar aquello de que intereses políticos inconfesables se ocultan tras los actos de protesta, "para mover más las aguas", como si eso fuera posible.
Todo antes de reconocer que se trataba de una estrategia para que el principal problema de una comarca que vive de la agricultura, y por tanto del agua, no enturbiara el proceso electoral en el que su jefe y él mismo se jugaban la reelección. Ni siquiera ha tenido el valor de confesar que se equivocó de fecha, y se ha limitado a poner sobre la mesa otro compromiso a más largo plazo. Ahora dice, don Julio, que para el año 2002 las condiciones del Segura serán "absolutamente diferentes". No especifica si para bien o para mal. Sólo diferentes. Al menos en esta ocasión se ha contenido, y el anuncio a fecha fija no incluye compromiso alguno de enfundarse el bañador recibido. Evidentemente, cuida su salud.
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