Un catalán llamado Mohamed
Se llama Mohamed y la naturaleza se empeñó en convertirlo en el primer osonense del año 2000 al empujarlo a nacer diez minutos después de la una de la madrugada del pasado sábado. Su madre, Lluiza Al Koubi, de nacionalidad marroquí y residente en Vic desde hace diez años, mostraba ayer orgullosa al niño y aún se confesaba "sorprendida" por el hecho de haber sido ella quien ha dado a luz el primer niño de la comarca. Asegura que ni ella ni el padre tenían, al principio, la menor voluntad de hacer coincidir el parto con el cambio de año puesto que los médicos habían previsto el parto para antes del día de Navidad. Tanto Lluiza como su marido, Mohamed, han recibido decenas de llamadas de sus familiares y amigos felicitándolos por el acontecimiento. Lo que no esperaban es que el parto de su quinto hijo llegara a traer a periodistas hasta la misma habitación de la clínica de Vic donde nació el niño. Y si en Osona el primer niño nacido en el 2000 es hijo de inmigrantes, en el Vallès Oriental la coincidencia ha sido doble: tanto el primer niño como la primera niña son de padres marroquíes.
El primer varón del Vallès nacido este año fue Wulsam Douif Ponce. Se trata del segundo hijo de la pareja formada por Anna Ponce y Mohamed Douif. La madre procede de Sevilla, aunque reside en Cataluña desde hace 22 años, el doble que su marido, quien llegó desde Tánger en 1989. Su hijo, el segundo de la pareja, no llegó al mundo con las campanadas de Nochevieja, sino que se hizo esperar hasta las 6.30 de la mañana. La primera vallesana del año, por su parte, nació cuando faltaban dos minutos para las ocho de la mañana y ayer por la tarde aún no tenía nombre, ya que su madre prefiere que sean sus familiares de Marruecos quienes decidan cómo llamarla. ¿El motivo? "Ellos están más al día de los nombres que se les pone ahora a las chicas de allí". En cualquier caso, cree que el nombre de Selma le vendría bien y que "quedaría moderno". Hoy lo decidirá.
La madre de la primera vallesana del año, Nadia Jannah, de 29 años, también expresaba ayer su alegría por el hecho de haber traído al mundo a la niña durante el mes del Ramadán, por su especial significación religiosa. Debido a su condición de embarazada, Nadia no ha tenido que somerterse al ayuno diurno que comporta esta celebración musulmana, pero sí el padre de la niña.
En cuanto a las oportunidades de la niña, su madre sigue pensando que aquí no lo tendrá nada fácil para progresar. Y esta opinión no la ha formado a la ligera, sino después de muchas horas de trabajar como asesora de mujeres inmigrantes dentro del sindicato Unión General de Trabajadores (UGT), en Barcelona. Este empleo le ha servido para ver que en España las mujeres tampoco lo tienen "nada fácil" para salir adelante, y menos aún si son inmigrantes.
A la pregunta de si cree que la niña conservará su tradición religiosa, Nadia responde claramente: "Me gustaría que así fuera, pero no voy a obligarla a nada". Considera que, a pesar de inculcarle los valores musulmanes, tendrá que ser su hija quien escoja su camino, aunque no oculta que preferiría que se quedara así: "con una opción de vida entre la vuestra y la nuestra", según sus palabras.
No obstante, ahora mismo sólo hay una cosa que Nadia tiene claro: "la niña ya no es marroquí, ella es catalana puesto que es aquí donde ha nacido y crecerá".
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