Cinco días disfrutando de los suyos

Don Juan Carlos fue el inspirador de la cita en La Mareta. El Rey se lamentaba en los últimos meses de las pocas ocasiones que la familia tenía para estar junta en la intimidad. Por eso, a primeros de diciembre, propuso a todos recibir el año 2000 en la casa que el rey Hussein de Jordania donó al Patrimonio Nacional en la zona turística de Teguise, en Lanzarote, reformada por César Manrique.Un portavoz de la Casa del Rey explicó por esos días que el Rey quería dar a su madre la satisfacción de estar todos cerca de ella en estas fechas tan entrañables. Nada indicaba por entonces el fatal desenlace porque la salud de doña María de las Mercedes era buena en apariencia.

Fue precisamente en La Mareta donde la familia real se refugió tras el fallecimiento del conde de Barcelona, don Juan, en abril de 1993. Aquélla fue la última vez en que todos juntos pasaron unos días de vacaciones.

Desde el pasado día 29, La Mareta estaba al completo. Don Juan Carlos logró que todos atendieran su convocatoria. A los Reyes y a doña María de las Mercedes se unieron el Príncipe de Asturias; la infanta Elena y su esposo, Jaime de Marichalar, y el pequeño Felipe Juan Froilán; la infanta Cristina y su esposo, Iñaki Urdangarín, así como el benjamín de la familia, Juan.

También acudieron las hermanas del Rey, la infanta Pilar con todos sus hijos, y la infanta Margarita con su esposo, Carlos Zurita, y sus hijos, María y Alfonso. Junto a ellos también viajó hasta Lanzarote Irene de Grecia, la hermana de doña Sofía.

Durante estos cinco días en La Mareta, doña María -como se la conocía en familia- disfrutó de la compañía de todos sus hijos y nietos y, en especial, de sus cuatro biznietos, pero ya no podrá conocer al bebé de su nieta Simoneta Gómez Acebo, que nacerá la próxima primavera, una niña según se ha anunciado.

Todos posaron sonrientes el pasado día 29 a las puertas de la residencia. Don Juan Carlos apareció empujando la silla de ruedas que su madre se veía obligada a utilizar desde que se rompió la cadera. Fue la última instantánea de doña María junto a su familia.