Revisión general
Despejada ya la incógnita de la fecha electoral y convocadas las elecciones autonómicas al mismo tiempo que las generales, creo que es un buen momento para hacer una revisión de lo que ha ocurrido electoralmente en Andalucía en el decenio. Pues, sin que se entienda muy bien por qué, tendemos a dar mucha importancia a los resultados de las encuestas a medida que se aproximan las elecciones y a no prestar la debida atención a lo que los ciudadanos realmente votaron en los diferentes tipos de consultas previas. Y sin embargo, este segundo indicador es, posiblemente, más fiable que el primero.Lo primero que sorprende, cuando se analizan los resultados, es el tono del debate que se ha producido entre los partidos andaluces acerca de la coincidencia o no de las elecciones autonómicas con las generales. El PSOE es el único partido que ha acabado defendiendo la coincidencia y el PA e IU los que más virulentamente la han atacado. Sin embargo, el PSOE es el partido que, con diferencia, más pierde en las elecciones autonómicas cuando se produce la coincidencia con una consulta estatal, legislativa o europea. En 1994, cuando las autonómicas coincidieron con las europeas, el PSOE obtuvo el 40,9% en las segundas y el 38,7% en las primeras. Y en 1996, cuando coincidieron con las generales, obtuvo el 46,7% en éstas y en 44% en las andaluzas. La evidencia empírica de que disponemos indica que el PSOE es el partido en el que se observa la mayor distancia entre los resultados que obtiene en el Estado y en la comunidad autónoma cuando las elecciones coinciden. El PP también pierde algo en sus resultados autonómicos respecto de los estatales, pero menos. La distancia que el PSOE le saca al PP en las elecciones estatales, generales o europeas, es siempre superior a la que le saca en las autonómicas, cuando coinciden. Por el contrario, tanto IU como PA obtienen mejores resultados en las autonómicas que en las generales, cuando coinciden.
Por lo demás, el panorama que ofrecen los resultados de la década pone de manifiesto que en Andalucía el deterioro electoral del PSOE se produjo con cierto retraso respecto al resto del Estado. Todavía en 1993 recibía el 51,4% mientras que el PP recibía el 29,8%. A partir de 1994 las diferencias se acortan, llegando a un mínimo de 4,3% en las autonómicas de 1994 (38,7 frente a 34,4) y a un máximo de 11,3% en las generales de 1996 (46,7 frente a 35,4). No es fácil emitir un pronóstico para las próximas elecciones, ya que si bien es verdad que el PP redujo su distancia al máximo en 1994, también lo es que la ha reducido en las europeas de 1999 respecto de los resultados de 1996.
Respecto de IU hay que decir que, aunque se advierte un deterioro claro, desde el 19,1 de las autonómicas de 1994 al 10,7 de las europeas de 1999, se mantiene por encima de un nivel de seguridad, cosa que no ocurre en el resto del Estado.
El PA manifiesta una clara tendencia al alza, aunque es poco probable que desplace a IU como tercera fuerza en Andalucía.
En conjunto no cabe esperar cambios significativos, aunque no es de descartar que el PA vuelva a tener algún diputado en Madrid, lo que, sin duda, lo podría fortalecer mucho de cara al futuro.
JAVIER PÉREZ ROYO
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