Miseria y limosnas

Esperanza García, directora del Instituto Madrileño del Menor y la Familia, insulta a la inteligencia cuando defiende como forma de erradicación de la mendicidad no dar un duro a los mendigos.Carmelo Encinas (EL PAÍS, sábado 18 de diciembre de 1999) ahonda aún más en las tesis perpetradas por la señora García.

Una pensaba que la mendicidad se erradicaba mediante la distribución de la riqueza, el reparto social del gasto y, por supuesto, la garantía de acceso al empleo y a la vivienda digna para todos los ciudadanos (incluida doña Esperanza).

Ahora viene el señor Encinas y nos explica la maldad de los pícaros. Don Carmelo debería releer la novela picaresca española para comprobar que los pícaros, igual que los rumanos que invaden nuestras calles y todos aquellos que se levantan de un suelo frío o de un colchón de albergue cada mañana, no llevan la vida que llevamos doña Esperanza, don Carmelo y una servidora: casa, comida y energía eléctrica, como los tres pilares básicos de subsistencia.

La justicia social y el reparto de la riqueza sí evitarían que no hubiera mendigos por las calles. ¿Se les había olvidado al señor Encinas y a la señora García, o es que ésta lo único que defiende es que las zonas céntricas del Madrid comercial se encuentren limpias de mendigos?- . .