Espacio andaluz
La pasada semana ha sido objeto de debate en nuestra Comunidad el recurso de determinados sectores sociales y políticos al enfrentamiento provincial como mecanismo de defensa de determinadas posturas políticas o seudopolíticas. De hecho, a lo largo de toda la legislatura que ahora termina, han sido varios brotes de localismos provincialistas e incluso comarcalistas los que nos han salpicado. Aunque por fortuna, a fecha de hoy y como era de esperar, casi todos han terminado por diluirse.Este recurso al localismo es tal vez uno de los más fáciles con los que se cuenta en el ámbito de la política local o provincial. Cualquier problema o cualquier aspiración puede encontrar el asidero perfecto para motivar instintivamente a los ciudadanos con el argumento de "se lo quieren llevar" o con el de "que se lo pongan a otro". Cuántas veces hemos visto pueblos manifestándose por una obra de arte que se pretende restaurar fuera del lugar. Cuántos barrios y pueblos enteros protestando por la inmigración o por la instalación de viviendas sociales, vertederos o centros de atención a drogodependientes. Es tan fácil que alarma.
Ese baño de masas y apoyos tan accesible es el caldo de cultivo perfecto para iluminados y desesperados, en definitiva para aquellos que carecen de un proyecto global con el que ilusionar a sus conciudadanos y que como último recurso apelan a lo instintivo de lo cercano y lo concreto. Por fortuna, salvo contadas excepciones, con el paso del tiempo lo instintivo se diluye en contacto con lo racional y al final permanece lo global como marco de referencia.
Así es también en Andalucía donde, a pesar de los intentos sistemáticos de fraccionar lo andaluz, sigue manteniéndose vivo el espíritu que nos constituyó como la única comunidad que se ganó su derecho a ser de primera, contra los deseos de los provincialistas conservadores de la derecha nacional. Nuestra voluntad es conseguir el bienestar de todos los andaluces, sin excepción por razón de residencia, y cualquiera que aspire a dirigir este pueblo o lo entiende así o estará condenado a mantenerse en el fracaso permanente ante quien sí cree que Andalucía es un único espacio de proyectos y de convivencia.
LUIS ÁNGEL HIERRO
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