La Guardia Real corona el Aconcagua

Llegaron ayer a Madrid tras 21 días de aventura. El equipo de montaña de la Guardia Real regresó a casa con el objetivo cumplido. El pasado día 14, a las cuatro de la tarde, el grupo alcanzaba la cumbre norte del monte Aconcagua, en la provincia de Mendoza (Argentina), el más alto de América, de 6.962 metros. La expedición, dirigida por el teniente coronel Fernando del Barrio, reunió a miembros del Ejército de Tierra, de la Armada y del Ejército del Aire. Son los que habitualmente están a disposición de la Jefatura de Seguridad de la Casa del Rey, los que acompañan a la familia real en sus actividades de montaña. "El Rey y el Príncipe han estado pendientes en cada momento de nosotros", ha explicado el coronel Rafael Dávila, responsable del operativo, que ahora espera una llamada de palacio para contar con detalle a don Juan Carlos la ascensión.La expedición la componían 12 personas, pero sólo seis lograron hacer cima: el capitán Garrillo, el sargento Herminio, el cabo primera Perucha y los guardias reales Calvo, Plaza y Pozo. "Llevábamos un año preparándonos y pensamos que diciembre era un buen mes por las condiciones climatológicas de la zona", cuenta Dávila. "Pero la sorpesa fue el mal tiempo. El momento más complicado fue el de decidir si se intentaba la ascensión o no. Si la subida fue dura, peor fue la bajada. Uno de los hombres sufrió una caída y se vivieron momentos complicados", añade. Para el grupo de montaña, estos retos forman parte de su plan de formación. "Dicen que la montaña tiene algo especial, que marca para siempre y creo que ellos no han escapado a este hechizo", reconoce Dávila. Ahora, él y su gente preparan un nuevo objetivo: conquistar las siete cumbres más altas del planeta. En en la agenda tienen los montes McKynley, en Alaska, y el Kilimanjaro, en Kenia. "Y algún día, por qué no el Everest", concluye.