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LA BATALLA POR LA TELEFONÍA EUROPEA

Vodafone inicia la batalla definitiva para controlar a su rival Mannesmann

El operador británico de telefonía móvil Vodafone-Airtouch dio ayer el paso definitivo para quedarse con el grupo alemán Mannesmann. Ofreció 138.000 millones de euros (22,9 billones de pesetas), la mayor cantidad puesta en la mesa por una adquisición industrial. Vodafone, el mayor operador en su sector del mundo, propone un canje de 53,7 acciones propias por una de Mannesmann, una empresa con tradición centenaria. Su presidente, Klaus Esser, así como el Gobierno y gran parte de la sociedad alemana se oponen a la fusión.

A menos que salgan nuevos compradores, lo que es improbable, "esta oferta es definitiva", afirmó ayer el presidente de Vodafone-Airtouch, Chris Gent, en rueda de prensa en Düsseldorf, ciudad que alberga la sede del grupo Mannesmann. Hasta el 7 de febrero próximo, los accionistas tendrán tiempo de estudiar la propuesta, que en Alemania no ha sido bien recibida por varios sectores sociales, y ante todo por el Gobierno de Gerhard Schröder, que rechaza la política empresarial de las OPA (oferta pública de adquisición) hostiles, porque destruyen el espíritu de las empresas. La mayoría de empresas alemanas que se han expandido en el extranjero lo han hecho mediante acuerdos, caso de Hoechst con Rhône-Poulenc o de Daimler con Crhysler.Gent calificó la oferta de Vodafone, mediante un intercambio de acciones por valor de 138.000 millones de euros, de muy "generosa" y resaltó las ventajas que generará esta fusión. Según Gent, el grupo combinado se ahorrará 310 millones de euros (51.580 millones de pesetas) después de impuestos en el año 2003 y en cerca de 372 millones de euros en el 2004.

Gent deploró ayer que Mannesmann haya empleado todas las artimañas para establecerse en el sector de la telefonía móvil de sólo cuatro países europeos, sin tener la visión suficiente como para hacerse un lugar en el importante mercado estadounidense. Además, el ejecutivo británico criticó que el operador alemán se endeudara para adquirir la firma británica de telefonía móvil Orange, lo que ha rebajado su clasificación crediticia y encarecerá la futura financiación.

Gent se mostró convencido de que las autoridades de Competencia de Bruselas no obstaculizarán al proyecto de fusión, como tampoco los organismos antimonopolio de Alemania. Además, el presidente de Vodafone se comprometió en una carta dirigida a los accionistas de Mannesmann a no hacer reducciones de su plantilla y a llevar a Bolsa las divisiones de ingeniería y automovilismo.

Cruce de palabras

La actuación de Gent ante la prensa estuvo desprovista de los alardes de combatividad y de sarcasmos que en varias ocasiones había utilizado contra su rival, el presidente de Mannesmann, Klaus Esser. No obstante, precisó que sería "improbable" que este ejecutivo quede al frente del consorcio resultante.

El jefe de Vodafone dejó bien sentado que si se materializa la fusión, el nuevo grupo se desprenderá del operador británico Orange, en el que Mannesmann tiene la mayoría y que adquirió recientemente por 30.770 millones de euros (5,1 billones de pesetas). Fue precisamente el anuncio de Mannesmann de querer adquirir a Orange el pasado octubre el que desató el apetito de Gent por el consorcio alemán, al considerar que Esser le había declarado la guerra en su propio terreno.

Durante el mes de noviembre y lo que va de diciembre, Gent y Esser se hicieron varias jugarretas para tratar de imponerse. Según el relato de Vodafone, el presidente de Mannesmann llamó a su homólogo británico para confirmar si el grupo británico pensaba hacer una oferta sobre su grupo, intención de la que Esser se había enterado por la prensa. Al confirmarlo, rechazó la posibilidad de pleno. Gent incluso llegó a enviar cartas a miembros del consejo de Mannesmann para convencerlos de las ventajas de la fusión e incluso a los empleados del grupo alemán para prometerles que no habrá recortes de plantilla.

Esser resistía los embates. Incluso el pasado 22 de noviembre, su grupo ratificó su opción de compra por Orange y anunció que aceleraría el proceso para desprenderse de sus divisiones automovilística y de ingeniería.

Gent decidió entonces escribir a Esser comunicándole su deseo de realizar la fusión y le envió una nueva propuesta. Mannesmann, poco tiempo después, negó que existiesen conversaciones amistosas con Vodafone para llegar a un acuerdo. El tira y afloja continuó hasta que el 8 de diciembre pasado, Mannesmann rechazó nuevamente un oferta oficial de Vodafone. El consejo directivo de la operadora británica, que ya se había reunido a finales de noviembre para rediseñar su oferta, decidió entonces jugarse el todo por el todo.

En la rueda de prensa de ayer, Gent dijo que mantendrá el control de la filial de telefonía fija Mannesmann-Arcor en Alemania y del operador Infostrada en Italia, porque en esos dos países es más favorable mantener una compañía propia en ese sector debido a la regulaciones. Arcor es la segunda mayor compañía de telefonía fija de Alemania y el rival directo de Deutsche Telekom, al que ha arrancado muchos abonados mediante una agresiva política de precios. En total, el nuevo operador estaría presente en 25 países y tendría 42 millones de abonados de telefonía móvil, cifras, que según Gent, deben inducir a pensar a los accionistas de Manessmann si conviene o no fusionarse.

Las acciones de Mannesmann ganaron ayer en la Bolsa de Fráncfort un 3,08%, mientras que los títulos de Vodafone se revalorizaron un 3,03% en Londres.

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