Sólo machos

NEGRITASSólo machos podría ser el lema de una pancarta en la que se advirtiera de la filosofía laboral del dueño de una finca de olivos de Quesada (Jaén) que acaba de rechazar a cuatro mujeres por no ir acompañadas de un hombre para trabajar. El argumento es claro: las mujeres sólo sirven para coger aceituna del suelo y, por tanto, suponen un estorbo en el tajo. Es decir, en Quesada las mujeres solteras o viudas no tienen derecho al trabajo en el campo. No les vale con ir a la oficina de desempleo, la receta está en echarse un novio, pero que sea agricultor a ser posible. Semejante despropósito adquiere aún tintes más absurdos si se tiene en cuenta que la teoría del varonil encargado de la finca ha sido secundada por la gran mayoría de los hombres de la cuadrilla. Ante un escenario tan esperpéntico como éste, uno se pregunta para qué sirven tantos Institutos de la Mujer. ¿No sería mejor crear los Institutos del Hombre? Mientras las organizaciones agrarias sigan a la greña en Jaén, empleándose más como escudos protectores del ministro o consejero de turno que como verdaderas defensoras de los derechos laborales, mal pinta el horizonte para el sector olivarero jiennense, por más que Loyola de Palacio se afane por resaltar las millonarias ayudas comunitarias que va a recibir el sector. El líder de Comisiones Obreras en Jaén, Alfonso Martínez Foronda, ha denunciado los tics machistas que todavía existen en el medio rural, pero el compromiso que se espera de un sindicato de altura debe ser algo más que palabras. Algo parecido habría que decirle al enérgico y contundente líder de la Federación de Trabajadores de la Tierra de UGT en Jaén, Antonio Cueva, acostumbrado a rajar de los empresarios, aunque con menos bríos en este tipo de situaciones tercermundistas.

Ahora que el presidente de la Junta, Manuel Chaves, ha impulsado lo de las listas paritarias, es buen momento para demostrar a la sociedad que la medida no se quedará en un gesto bienintencionado, sin más. Salvo honrosas excepciones, las mujeres aún siguen ocupando un lugar secundario en política. Y eso lo sabe Micaela Navarro, responsable de la Mujer en la ejecutiva federal socialista, que estuvo hábil para que no le metieran un gol sus compañeros de Sevilla con la lista al Congreso. Finalmente, consiguió que una mujer vaya de número tres tras los pesos pesados González y Guerra. Algo es algo. En Quesada, un pueblo de machos según parece, las mujeres no sirven ni para coger aceituna. ¡Qué horror!

GINÉS DONAIRE