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Aguinaldo al "pil pil"

Aurora Intxausti

Todo empezó con una mala campaña de pesca. Escaseaba el dinero para llenar ese año la mesa de viandas por Navidad y la Cofradía de Pescadores de Hondarribia decidió que debía ofrecer algo a las familias de los pescadores. Ni los más ancianos del lugar recuerdan la fecha en la que se comenzó a repartir el aguinaldo, pero creen que fue alguno de los años de la guerra civil, en los que hubo tanta miseria. Desde entonces, en fechas próximas a la Navidad se reparte bacalao y aceite en ese municipio a casi un millar de familias. En total, cinco toneladas de bacalao y 6.860 litros de aceite.Ayer comenzó el reparto y, uno a uno, los más de 900 arrantzales del municipio, 500 de ellos jubilados, se fueron acercando hasta la lonja del pescado para recoger su cuota, cinco kilos de bacalao y siete litros de aceite por barba.

Fermín Berrotarán, de 87 años, el arrantzale con más edad del pueblo, se acercó hasta la cofradía, como cada año, a por su aguinaldo. "Nadie se olvida de ello y en días anteriores al reparto ya empiezan a reclamarlo", asegura el presidente de la cofradía, José María Olaizola.

La flota pesquera de Hondarribia la componen 47 embarcaciones en las que trabajan 480 pescadores. Todos cumplen cada año el ritual de ir a recoger su regalo navideño. Sin embargo, en éste hay preocupación en sus caras ya que saben que la Unión Europea puede reducir de manera drástica la cuota de pesca de anchoa que van a poder capturar en el Cantábrico. Su futuro se presenta incierto. Son conscientes de que las reservas se reducen año a año, pero no comparten la propuesta de la Comisión de Pesca de la Unión Europea. Están dispuestos a adoptar medidas radicales para garantizar el futuro de las nuevas generaciones, pero a cambio piden que se eliminen las embarcaciones, en su mayoría francesas, que utilizan arrastre pelágico. "Somos capaces de parar un año la flota si nos garantizan que al año siguiente no pescan en nuestros caladeros los barcos que utilizan redes pelágicas", asegura Olaizola.

En Hondarribia, al contrario que sucede en otras localidades costeras, son muchos los jóvenes que optan por trabajar en la mar. El 65% de los hombres que actualmente están embarcados tiene menos de 30 años.

La Cofradía de Pescadores de Hondarribia es la única de la costa vasca que ofrece cada año bacalao y aceite a sus pescadores jubilados y en activo. Hace tres años cambiaron el obsequio y ofrecieron productos típicos de la Navidad por igual valor que los otros dos alimentos. A nadie le gustó el cambio y pidieron la vuelta a la tradición. Se resisten a perder sus costumbres y las defienden por igual los viejos y los jóvenes arrantzales. Hablan de la próxima costera de la anchoa, la temporada se inicia en el mes de marzo, y mantienen que hay que defender los sistemas tradicionales de pesca para que en la mar pueda haber trabajo para todos. Si no, peligrará no sólo su aguinaldo.

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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