Las canas
PACO MARISCAL
Narran las crónicas sociales y floridas que hubo pastelitos, aceitunas, papas fritas y fruslerías alimenticias varias, que entretienen y no elevan en exceso el índice de colesterol. Era, sin matices, un acto electoral organizado para pensionistas y jubilados por nuestra derecha gobernante. Música, aplausos, pastelitos y discursos para quienes dignamente peinan canas o calvas por donde La Plana. El evento fue en La Pérgola del poco cuidado Parque Ribalta de Castellón y el pasado jueves.
A pesar de la edad de la mayoría, el mensaje era pueril: antes de la llegada al poder del PP peligraba desde la primera a la última perra gorda de los pensionistas; llegada al poder la previsora y económica derecha, las pensiones están más seguras que nuestras montañas o que los secretos del Pentágono. Nada se hizo en este sentido en los años tímidamente socialdemócratas de Felipe González, dicen, porque el sol despierta por Alba de Tormes que no por el horizonte mediterráneo.
Entre lo irrisorio y lo bochornoso andan estos espectáculos parateatrales y electoralistas. Poco respeto a las canas. En el referido de La Pérgola no faltó ni el amago de un sarcástico diálogo escénico. El adalid provincianista del PP en Castellón, Carlos Fabra, buscaba la atención del auditorio en el acto mediante preguntas de la vieja retórica tales como "¿A alguno de vosotros le han quitado las 8.000 pesetas que dijo el PSOE hace cuatro años que os quitaría el gobierno si ganaba el PP?", y uno de los asistentes se levantó e indicó con firmeza que sí, y el provincial Fabra cayó de bruces tras el tropiezo con sus propias palabras. Pura elocuencia teatral, como la de Eduardo Zaplana afirmando sin sonrojo a los presentes que ahora José María Aznar se codea con los dirigentes más importantes del planeta, y que antes se vivía otra situación. Pura falta de respeto a las canas, porque quizás quería dar a entender de forma subliminal al auditorio que Felipe González, durante sus mandatos electorales, estuvo recluido como Carlos V en el monasterio de Yuste. Menos mal que el acto, según sus protagonistas, tenía como finalidad informar a la tercera edad, eufemismo escatológico donde los haya para referirse a quienes se adornan de canas.
Porque la tercera edad puede ser la primera, si el tiempo no se mide con el reloj sino por lo vivido como dejó explicado el francés Bergson. Y la edad madura de muchos puede coincidir con la primavera de lo vivido ya con canas. Por eso merecen respeto y no manipuleo electoral y electoralista. Que de ese manipuleo bien se quejaba la ahora derecha gobernante cuando ocupaba los bancos de la oposición.
Podría explicar la derecha su teoría sobre las pensiones, la de los Rato y los Costa, que a lo mejor no está falta de sentido: más empleo, más cotizaciones a la Seguridad Social y a las cajas de pensiones, más garantía para las pensiones del futuro. Y explicarla a los que peinan y a los que no peinan canas: sería más seria, más creíble, más respetuosa con las canas. Los pastelitos, las papas fritas y la desinformación mitinera causan hastío: se juega con algo tan digno como la edad de muchísimas personas que tuvieron poca escuela, y mucho trabajo y necesidades. Los mitineros de La Pérgola deben saber que si la fuerza constituye la alegría de la juventud; las canas son la dignidad de los ancianos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.