_
_
_
_

"No existe el miedo a ser campeón"

Javier Irureta, entrenador del Deportivo, y Víctor Fernández, del Celta, dialogan sobre su exitosa temporada

Xosé Hermida

Sus destinos se entrecruzaron hace año y medio, cuando Javier Irureta dejó al Celta por su íntimo adversario, el Deportivo, y Víctor Fernández le relevó en Vigo. Desde entonces, no les ha podido ir mejor. Ellos son la avanzadilla de un inesperado éxito español en una Liga cuyos principales banquillos suelen ocupar los preparadores foráneos. Pero ahora cinco de los seis primeros clasificados en la Liga tienen técnicos nacionales. Por ahí arranca la conversación.Víctor Fernández. España tendría que copiar del modelo italiano. En los últimos diez años, los italianos están ganando la mayoría de las competiciones europeas y hay tres aspectos en los que destacan sobre los demás: su concepto del profesionalismo y la sociedad anónima, la incorporación de los mejores jugadores del mercado y el hecho de que estos jugadores se dejen en manos de técnicos italianos. Ése es el modelo a seguir.

Más información
El Madrid, descartado; el Barça, no

Javier Irureta. En Inglaterra también ha sido así. Quien más conocimiento tiene de las condiciones de los equipos y de las características propias de cada Liga es el entrenador de casa. Lo que ocurre es que aquí a los extranjeros se les concede un plazo mayor. Al entrenador nacional ya se le conoce y pronto se le empieza a decir: viene de Segunda, es de otra categoría...

V.F. Se le recuerdan inmediatamente los fracasos. En cambio, nadie recuerda que los extranjeros, como todos, también han sufrido sus fracasos. Van Gaal ha hecho campeón al Ajax pero... ¿y antes?

J.I. Todos ganamos y todos perdemos. Ahí la prensa juega un papel muy importante, porque, influidos por ella, los directivos acaban teniendo poca confianza en los entrenadores españoles. A nosotros se nos mira el currículo con lupa: que si en tal equipo nos llevábamos mal con no sé quién, que si esto, que si lo otro... Ahora está saliendo una nueva generación de entrenadores nacionales con preparación y conocimientos. El problema va a ser que les den las mismas oportunidades que a los demás. Pero, bueno, las nacionalidades de los banquillos van por modas. Hubo una época en que el Barça no tenía más que alemanes, luego vinieron los argentinos, los holandeses, los italianos... Hasta en Segunda hay ahora entrenadores italianos. No es una política coherente.

V.F. El día que los clubes actúen como verdaderas sociedades anónimas, eso ya no ocurrirá con tanta frecuencia. Se estudiará con detalle el perfil del entrenador, como hace cualquier empresa que quiere fichar a un director comercial o un ingeniero. Pero en el fútbol, los clubes aún no tienen muy definidos los criterios deportivos.

J.I. Los clubes no tienen un concepto claro del entrenador que buscan. Cambian radicalmente de un tipo de técnico a otro muy distinto. No se atienen a un modelo.

V.F. El año pasado perdimos una oportunidad histórica cuando se frustró el fichaje de Camacho por el Madrid. El trabajo que haga un técnico nacional tendrá más repercusión en un equipo grande, que son los que ganan los títulos. El Madrid el año pasado estaba muy mal y acabó segundo. Los demás, jugamos muy bien o lo hicimos estupendamente, pero...

J.I. Fuimos quintos, sextos, séptimos...

V.F. Ahí está. Por eso fue una pena lo de Camacho. Lo que no se puede pretender es que para fichar por el Madrid o por el Barça a un entrenador español se le exija haber sido antes campeón con el Coruña, el Celta o el Zaragoza. Eso sucede muy pocas veces. Van Gaal no fue al Ajax por haber ganado la Liga con el AZ 67...

J.I. No, le dieron la oportunidad, y aquí, en cambio, parece que a los dirigentes les resulta difícil vender al público un entrenador que no haya sido campeón. Pero raramente gana la Liga un equipo que no sea uno de los dos grandes. Este año nosotros dos vamos primeros, pero a ver al final. El otro día Valdano recordaba que hay una situación parecida en la mayoría de los campeonatos europeos: van líderes los que están jugando la UEFA, no la Liga de Campeones. La Champions está castigando muchísimo a los grandes. Se trata de un torneo que mueve más dinero, que tiene más prestigio y que puede suponer un mayor desgaste, y posiblemente el Madrid, el Barça y el Valencia han centrado más su esfuerzo en pasar la primera fase de ese torneo. Pero no creo que ésa sea la única razón que explique que el Madrid vaya tan mal y nosotros tan bien. Porque nuestra Liga, en muchos aspectos, es más dura. Te encuentras con rivales más difíciles que en los torneos europeos. Aquí nos conocemos todos y ganar un partido cuesta muchísimo.

V.F. La Liga de Campeones es una competición más larga, más dura y que te presiona más. Ahora bien, los tres equipos españoles que la juegan son los que tienen plantillas más amplias y de mayor calidad. A nosotros también nos machaca la UEFA y, sin embargo, hemos sabido abstraernos en la Liga. El Deportivo, por ejemplo, es líder porque está jugando muy bien. En cualquier caso, este año va a ser muy duro: la competición termina en mayo y se ha comprimido mucho. Pasará factura a los jugadores. Además, ahora la presión ya comienza en la pretemporada. Te dicen: "hay que ganar este torneo para conseguir más abonados". Y, después de eso, te ves a estas alturas, entre Liga, Copa y torneos europeos, con cuatro partidos en nueve días...

J.I. Eso es una barbaridad. Por eso se producen tantas lesiones. Hay muchos intereses económicos en juego. No sé si a este ritmo serán suficientes las plantillas de 25 hombres. No puedes desechar ninguna competición...

V.F. Ni la Copa.

J.I. No. Enseguida el presidente te dice: "es una taquilla más, a ver si ahora nos toca el Madrid".

V.F. Es que aunque nosotros vayamos primeros, siempre se habla del Madrid o del Barça. Ahí los medios tienen mucha influencia; los que venden son esos dos equipos y las portadas se dedican a la crisis del Madrid, no a los cinco goles del Zaragoza. ¿Quién habló del partidazo del Zaragoza? Hay que reconocer que la repercusión de Madrid y Barça es mayor, pero eso no debe desmerecer lo que hagan los demás. El Celta y el Depor están ganando, apostando por un buen fútbol, agradando...

J.I. ¡Es que a veces parece que el problema del fútbol español es que Anelka tenga faringitis! Se vende eso y no lo que ha hecho el Zaragoza, o que el Celta está jugando muy bien. Los valores positivos en general quedan eclipsados por esa clase de asuntos negativos que afectan a los grandes.

V.F. Aquí se habla más del entorno que del propio juego.

J.I. A mí me gustaría que la prensa se ocupara de aspectos más técnicos, pero parece que es el entorno el que cautiva al espectador. Y, entonces, dale con Anelka...

V.F. Y pocos se refieren al Celta y al Deportivo como equipos que buscan el triunfo llevando la iniciativa, sin supeditarse a las maniobras del adversario. Si miras las últimas jornadas, el Depor salió siempre a por el partido y, en muchos casos, lo resolvió en media hora. Nosotros también lo intentamos pero somos distintos: somos como un boxeador que tiene que llevar la iniciativa y golpear mucho al adversario para ir desgastándolo. Porque nosotros, desgraciadamente, no tenemos esa contundencia vuestra. Nuestra delantera es muy joven, la vuestra tiene más oficio. Por eso, como nos cuesta distanciarnos en el marcador, ahora estamos intentando compensarlo con más equilibrio defensivo.

J.I. Nos parecemos en el estilo, porque los dos buscamos el partido y, en general, no especulamos. Nosotros tenemos pegada, y llevamos ya 30 goles. Vosotros también buscáis la portería, y conservando la pelota sois magníficos.

V.F. Hay quien dice que a equipos como los nuestros puede afectarles el miedo a ganar. Pero yo, como nunca he ganado una Liga, no sé si eso existe realmente. En el momento actual, ningún equipo puede decir que le afecte la presión, porque todos tienen futbolistas con oficio y experiencia, que han ganado títulos en otros países. Yo no quiero creer que en esta Liga exista el miedo a ser campeón.

J.I. El año pasado no nos afectó el mal de altura, lo que ocurrió fue que el Barcelona tuvo una reacción imparable. Pero, este año, si mantenemos la situación actual, deberíamos sentirnos reforzados. Si yo llego a cuatro jornadas del final con siete puntos de ventaja !a ver quién me echa el lazo! Ningún equipo tiene ya jugadores novatos. En nuestro caso, siempre se ha hablado del trauma del Deportivo por perder una Liga en el último minuto. Yo eso lo he notado dentro del club, y quizá a veces se transmita al aficionado. Pero fue un hecho fatídico, del azar, que más vale olvidarlo.

V.F. Yo lo que percibo en Vigo es que han aumentado las exigencias. Lo sufrimos en la eliminatoria de la UEFA contra el Aris de Salónica: lo importante ya no era eliminarlos, sino arrollarlos. Y lo peor que le puede pasar a un deportista es no ser consciente de quién es y de dónde viene.

J.I. Nuestros equipos, de Galicia, aunque no lo parezca [un gallego por plantilla].

V.F. Hay una teoría que suele cumplirse al cien por cien: las épocas de mayor esplendor en los clubes nunca coinciden con el momento de más participación de la cantera. Hay excepciones cuando espontáneamente surge una generación, como la quinta del Buitre en el Madrid. Pero eso salió después de una espera de 20 ó 30 años. Lo del Athletic y la Real es caso aparte. Eso lo sabes tú mejor, eres vasco...

J.I. Allí hay otra mentalidad, otra filosofía. Están acostumbrados a esperar por esa generación espontánea que tú dices. A ti y a mí nos gustaría tener más gallegos, pero eso es muy difícil. Las exigencias de los clubes son muy altas y se buscan los mejores jugadores dónde sea. Porque si quedas abajo, el aficionado no se conforma. Mira el Sevilla: está jugando con mucha gente de la cantera, pero a su afición le preocupa que va último. Otra cosa es que esto fuese un campeonato cerrado, sin descensos, que permitiese mayor paciencia.

V.F. El campeonato cerrado mejoraría mucho el espectáculo. Yo incluso añadiría que una Liga como ésta, de 38 partidos, casi siempre la va a ganar el Madrid y el Barça. Pero si hubiese la mitad de partidos, equipos como los nuestros tendrían más opciones. Ahí está el ejemplo argentino: un torneo de apertura y otro de clausura, con dos meses de vacaciones por el medio. A ambos títulos se les da la misma importancia. Eso hace que todos los partidos se jueguen como finales.

J.I.Es verdad, los campeonatos tendrían más alicientes. No hace mucho, el Compostela quedó segundo al final de la primera vuelta. Nosotros ahora también podemos ser campeones de invierno, pero de qué vale. Y volviendo a lo de la cantera, siempre es bueno tener jugadores que sientan el club, que se identifiquen con la afición, pero, claro, también se necesita que jueguen al fútbol. Cuando yo llegué a Vigo había muchas dudas, incluso en el propio club, con respecto a Míchel Salgado. Antes de empezar la Liga, su representante quería llevárselo otra vez al Salamanca. Yo dije que el chico representaba la cantera, que venía de abajo y que debía tener un puesto aquí".

V.F. El punto de partida para un entrenador siempre es más fácil si cuentas con jugadores nacionales que conocen el idioma, las costumbres, la mentalidad... Pero, al margen del origen de cada cual, lo principal es la educación que ha tenido. Si hay un entrenador que actúa con justicia e impone disciplina por el bien del grupo, una directiva que lo apoya y unos jugadores educados en aceptar la autoridad, el vestuario no tiene porque ser conflictivo. Independientemente de dónde venga, al jugador hay que pedirle que sepa poner los intereses del grupo por encima de los individuales. Pero ahora hay mucho trajín de futbolistas que van y vienen, mucho representante que no le interesa construir un equipo, sino que haya mucho movimiento.

J.I. A veces, hay jugadores que buscan más sus intereses que los del colectivo. Actúan así aconsejados por sus representantes y porque cambiar de equipo resulta muy fácil ahora. Es una situación compleja para los entrenadores.

V.F. Si a un futbolista no le va bien con su entrenador, a los seis meses ya piensa en irse del equipo. Eso dificulta la integración y refuerza los intereses personales. Pero así es el fútbol actual, y tenemos que acostumbrarnos a vivir con él. No sólo nosotros: también los directivos, la prensa y la afición. Así que puestos, si puedo, te quitaré a Flavio del Depor.

J.I. Y yo a Karpin, que es un ganador con muy mala leche.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_