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La exposición "El bodegón español" reivindica la importancia de este género en el arte del siglo XX

¿Por qué detener el recorrido histórico del bodegón en Goya? ¿Por qué no adentrarse en el tratamiento de la naturaleza muerta por los maestros del siglo XX? La exposición El bodegón español. De Zurbarán a Picasso es la respuesta del Museo de Bellas Artes de Bilbao a estas dos preguntas a través de una colección de 76 piezas que reivindican la importancia de este género en la escuela española a lo largo de cuatro siglos. "El movimiento más importante del siglo XX, el cubismo, fue una revolución de bodegones", señaló el comisario de la exposición, Francisco Calvo Serraller.

El bodegón español. De Zurbarán a Picasso se abrirá al público el próximo martes en la sala BBK del museo bilbaíno, recién ampliada y remozada dentro del proceso de reforma del edificio actualmente en marcha. La muestra será clausurada el 19 de abril.Calvo Serraller encuadró la exposición en un contexto de recuperación del bodegón, que ha arrastrado una consideración de género menor desde sus orígenes en la pintura del siglo XVI en España, el norte de Italia y los Países Bajos, a pesar de su continuidad en los siglos posteriores. Su propuesta ha querido superar los límites cronológicos que detienen en Francisco de Goya la evolución de la naturaleza muerta en los pintores de la escuela española, "una de las pocas con personalidad específica en el género del bodegón".

Cuatro siglos

"El siglo XX es ya histórico", señaló Calvo Serraller. Sobre esta base, el comisario realizó una propuesta que, por vez primera, recorre cuatro siglos de pintura española hasta llegar a los maestros de las vanguardias para mostrar la importancia cardinal del género en la evolución del arte contemporáneo. "El movimiento más importante del siglo XX es el cubismo, su creador fundamental fue Pablo Picasso y fue una cuestión de bodegones, principalmente. Aunque hubo algún paisaje, fue una revolución de bodegones", agregó.

Calvo Serraller incidió en que la exposición demuestra que es un error seguir la inercia de construir una barrera artificial que separa el arte del XX del siglo anterior. "No sólo hay una perfecta comunicación entre el pasado y el presente, sino que entre figuras capitales, como Picasso y Goya, existe una permanente conversación".

El recorrido cronológico de El bodegón español comienza con la austeridad de las pinturas de Juan Sánchez Cotán (1560-1627). La exposición sigue con dos de las escasas pinturas en las que Zurbarán, que incluyó naturalezas muertas en sus composiciones religiosas, trató el bodegón de forma independiente. La pintura del siglo XVII está representada por una buena nómina de autores, en la que destaca la obra de Velázquez La mulata.

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El recorrido por el siglo XVIII se resume en los trabajos de Luis Paret y Alcazar y Luis Meléndez. Los bodegones de Goya constituyen el enlace entre el tratamiento clásico de la naturaleza muerta y la pintura de vanguardia. De los 10 bodegones de Goya identificados con garantías plenas, la exposición muestra tres. Son pinturas que, al mismo tiempo, heredan las características de los bodegonistas del siglo XVII y, lejos del virtuosismo de sus contemporáneos, sientan las bases que desarrollarán en el cubismo Juan Gris y Picasso.

La presencia de los grandes de las vanguardias es abundantes. La exposición cuenta con ocho picassos, cinco obras de Gris y otras tantas de Dalí, elegidas para sugerir la "continuidad entre lo natural y lo sobrenatural que planea en las naturalezas muertas españolas".

La exposición ha contado con cesiones de museos europeos y americanos y colecciones privadas, pero hubiera sido imposible de realizar sin la estrecha colaboración del Museo del Prado. Una quincena de pinturas proceden de sus colecciones de la escuela española. El director del Prado, Fernando Checa, invitó a los visitantes a la contemplación de la muestra. "Es una oportunidad de disfrutar en un orden original, un orden nuevo, sumamente atractivo, de obras maestras del género", sugirió.

Calvo Serraller cree que tras la organización de esta exposición se abre una vía para que otros países en los que la representación de la naturaleza muerta ha tenido un desarrollo histórico similar, en concreto Francia, tomen la misma iniciativa.

El director del Museo de Bellas Artes de Bilbao, Miguel Zugaza (izquierda) pasa con el comisario de la exposición, Francisco Calvo Serraller, ante Gallo atado, de Picasso. Abajo, Agnus Dei, de Zurbarán. /ALFREDO ALDAI

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