_
_
_
_

Cacerolas y cohetes en Venezuela

Revolución democrática y dictadura constitucional luchan el miércoles en las urnas

Juan Jesús Aznárez

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

ENVIADO ESPECIALLos cacerolazos por el no y las ollas mondongueras y cohetes por el sí convocan en Caracas al referéndum constitucional que el próximo miércoles aprobará o rechazará la nueva Carta Magna venezolana, un documento que recoge los mecanismos políticos, jurídicos y económicos ambicionados por la rupturista coalición que lidera el presidente, Hugo Chávez, y abre un nuevo periodo en la historia nacional. Defendida como imprescindible para impartir justicia y abatir una corrupción de decenios, la oposición rechaza buena parte de su articulado por lírico, militarista o ideado para acentuar la intervención del Estado y el poder presidencial. La Constitución soñada por el comandante será refrendada el día 15, según anticipan todas las encuestas.

Más información
Maniqueísmo presidencial

Su probable victoria no significa que la campaña haya sido un paseo. Los sectores sociales partidarios del no sustituyeron a los partidos tradicionales, liquidados por Chávez en cinco elecciones, y arrancaron con vigor, sumando adeptos entre la clase media. "Arrancada de caballo y parada de burro", se burló el jefe de Gobierno, quien, coherente de palabra y obra con su trayectoria militar, compareció en una tribuna el 24 de noviembre para anunciar: "Hoy me pongo las botas militares y desenvaino el sable". Su movilización espada en mano, echando plomo contra el adversario, respondía a la inesperada suma de fuerzas contrarias a los fundamentos de su "revolución democrática". "Necesito esta otra Constitución para gobernar eficazmente Venezuela. (...) Amarrado como estoy al Congreso, a partidos, a sindicatos (...) sería por demás difícil, por no decir imposible, realizar todo el proyecto que nosotros tenemos", declaró el gobernante más controvertido de la historia nacional contemporánea, el jefe castrense que el 4 de febrero de 1992 se alzó en armas contra Carlos Andrés Pérez y el 6 de diciembre de 1998 arrolló en las urnas.

Los cuatro opositores de la Asamblea Nacional Constituyente, copada por el oficialista Polo Patriótico en las elecciones del 25 de julio, sacaron pecho advirtiendo contra el autoritarismo e improvisaciones peligrosas. Los empresarios, secundando los avisos de esos cuatro mosqueteros, denunciaron que el Estado asfixia la iniciativa privada e impedirá el desarrollo económico.

Los alcaldes entraron en liza. El nuevo contrato social, dijeron, lesiona sus intereses al reducir la participación de las alcaldías en la recaudación de impuestos. La mayoría de las 330 existentes pertenecen al partido socialdemócrata Acción Democrática y algunas al democristiano Copei, las dos formaciones acusadas de haber arruinado Venezuela durante sus cuarenta años de hegemonía. Trece de los 24 gobernadores, invocando centralismo, repudiaron también la Constitución que sustituirá al texto aprobado en 1961. La jerarquía católica se inclina por el no. El obispo de la ciudad de Coro, Roberto Luckert, no se anduvo por las ramas. "El presidente Hugo Chávez, con su actitud prepotente y arrogante, nos puede hacer caer en una dictadura constitucional, cosa peor que una dictadura militar porque tendrá el poder absoluto legitimado por la Constitución". Tampoco fue blando Baltasar Porras, presidente de la Conferencia Episcopal. "No creo que el paraíso de la democracia y el espejo en que debamos mirarlos sea Cuba". Se refería el prelado a la glosa de la revolución cubana efectuada por Chávez durante la Cumbre Iberoamericana de la Habana. Los empresarios y los independientes más moderados de la coalición oficialista se echaron las manos a la cabeza, y, según las fuentes consultadas, también un buen grupo de jefes castrenses.

Pero los venezolanos domiciliados en chabolas, los nacionales cansados del sistemático saqueo bipartidista, hartos de los gobernadores y alcaldes a su servicio, el electorado adscrito a transfomaciones nacionales sin medias tintas, son mayoría en el padrón y aplauden las invectivas o perdonan los exabruptos de un presidente todavía en alza. El sí obtendrá un 67% de los votos, contra el 33% del no, según el último sondeo de Datanálisis.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tampoco el presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, Luis Miquilena, concede mucha consideración a los empresarios agrupados en la patronal Fedecámaras. "Están aliados con el comercio exterior y han convertido a Venezuela en un país de importadores de baratijas y no en un país productos, esos son los que están en contra de la Consitución".

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_