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Reportaje:

"Nos sentimos prisioneros durante ocho horas"

Los 6.000 pasajeros de Renfe atrapados en un tapón de trenes a causa de un corte de energía critican la falta de información y el nulo apoyo ofrecidos por la compañía durante el incidente

Mábel Galaz

Para muchas personas el largo puente de la Constitución y la Inmaculada se prolongó a su pesar. Diecinueve trenes, con unos 6.000 viajeros en su vagones, la mayoría de regreso a casa tras cinco días de vacaciones, invirtieron hasta el triple del tiempo previsto en llegar a su destino. Fueron horas de angustia, desinformación, frío e incluso hambre. "Nos sentimos prisioneros durante ocho horas", recuerda Manuela Fernández, cuyo convoy se paró en algún lugar entre Alcázar de San Juan (Ciudad Real) y Madrid. "No supimos lo que había sucedido hasta que llegamos a casa y pusimos la radio", añade.Un portavoz de Renfe confirmó ayer que el caos ferroviario de la noche del miércoles fue provocado por alguien que cortó los contrapesos de las catenarias en las que se sustentan los cables eléctricos de los que los trenes cogen la energía. Comisiones Obreras negó, en cambio, que se tratara de un sabotaje en vísperas de la huelga que por reivindicaciones salariales había convocado para ayer junto a la CGT y el SEMAF y que fue seguida por casi la totalidad de los trabajadores según estos sindicatos y por apenas el 20% según la compañía.

"Éramos 1.500 personas a punto de un ataque de nervios", explica Manuela; "el tren se detuvo de repente. Nadie nos explicó qué había pasado. Hubo gente que pensó que se trataba de un atentado. Otros hablaban de un sabotaje. Los que peor lo pasaron fueron los niños. Había críos que tenían que tomar su biberón y en esas condiciones...".

A la falta de información se unió, dice Manuela, un trato humillante: "Hubo momentos en que nos cerraron las puertas de los vagones. No sé si fue para que no nos marcháramos campo a través. Lo peor es que también nos habían cerrado los servicios. Así que cuando alguien quería ir a la cuneta para hacer una necesidad se encontraba con que estaba encerrado y se volvía como loco".

Manuela no sabe qué fue peor, si estar encerrada en el tren o soportar las bajas temperaturas cuando las puertas se abrían, ya que su convoy, como casi todos los afectados por lo sucedido, se quedó sin calefacción y en algunos momentos sin luz.

Celia Quintana iba en el Alaris que salió de Valencia a las 17.45 rumbo a Madrid. Venía de pasar el fin de semana con su novio cuando se encontró prisionera en su vagón a la altura de Castillejo-Añover (Toledo). "Tenía que haber llegado a las nueve de la noche y no lo hice hasta pasada la una de la madrugada", recuerda. "No nos dieron ninguna explicación coherente. Sólo nos contaron que había un problema de falta de corriente. Estábamos como en una cárcel, sólo que se trataba de cuatro vagones llenos de gente desesperada. En todas esas horas lo único que nos dieron fue un refresco. Cuando llegué a casa y puse la radio me enteré de que no habíamos sido los únicos. Nos han dicho que nos devolverán el dinero, pero con eso no se arregla la angustia que vivimos".

A Jorge, el responsable de Protección Civil de Villasequilla (Toledo), le extrañó que hubiera un tren detenido cerca de la estación de su pueblo a la siete de la tarde. "Lo comentamos en el pueblo como algo raro. Era uno de ésos de dos pisos", explica. "Hasta las diez de la noche no nos avisaron de que fuéramos a socorrer a toda esa gente. Estuvimos atendiendo a los pasajeros hasta pasada la una de la madrugada, aunque en la estación nos quedamos dos horas más porque hubo gente que a través de los teléfonos móviles llamaron a sus familiares para que vinieran a recogerles. Villasequilla es un pueblo chico que mucha gente tarda en encontrar por carretera".

Renfe devolverá 25 millones

Jorge repartió bocadillos y bebidas calientes entre los mil pasajeros del tren, procedente de Albacete: "La suerte que tuvieron los pasajeros fue que se parase casi en la estación. Cuando la Guardia Civil informó de que hasta por lo menos la una de la madrugada iban a estar allí, detenidos, mucha gente subió al pueblo. Los bares se quedaron sin existencias, como arrasados. Somos una localidad pequeña, que no está preparada para atender a tantos".

Él, cuenta, se extrañó de que nadie de Renfe abriera la sala de espera de la estación para que los viajeros pasaran algo más cómodos el trance. "Hubo un momento en que hasta la Guardia Civil estuvo a punto de reventar el candado".

Los dueños de los bares se preguntan ahora quién va a pagar los bocadillos y los cafés que consumió el millar de pasajeros indignados: "Alguien dijo que todo correrá a cargo de Renfe, pero nadie sabe lo que sucederá".

Un portavoz de Renfe dio ayer la versión oficial de lo sucedido. Según la misma, 6.000 personas se vieron afectadas por el corte de la línea que une Madrid con Valencia, Alicante, Murcia y Andalucía Oriental (Jaén, Granada y Almería). El sabotaje se produjo a la altura de la localidad toledana de Castillejo-Añover. "Quien lo hizo sabe que éste es un punto clave en la red. Sabía que iba a hacer mucho daño porque el número de afectados sería muy elevado a causa del largo puente".

Renfe detectó la avería a las 18.40 del miércoles y hasta la 1.30 de la madrugada del jueves no restableció el servicio por la primera vía. La segunda no estuvo lista hasta dos horas y media después. Todos los viajeros recibirán el importe de sus billetes, lo que supondrá a la compañía un desembolso de 25 millones de pesetas: 10 millones para los viajeros de las líneas regionales y 15 para los de las grandes líneas.

El secretario provincial de Comisiones Obreras en Ciudad Real, Julio Alberca, negó ayer que los fallos en el tendido eléctrico fuesen provocados y los atribuyó a la falta de inversión en el mantenimiento de las infraestructuras. "Todo se debió a problemas técnicos. En ningún caso hubo un sabotaje como afirma Renfe, ya que fue un tren el que enganchó a su paso los cables de la catenaria, imposibilitando la circulación ferroviaria durante varias horas".

Alberca aseguró: "Renfe está dispuesta a responsabilizar a los ferroviarios hasta de la muerte de Manolete", pero, añadió, estos hechos se producen "por la falta de inversiones y a causa de ellos se dan descarrilamientos cuando caen cuatro gotas o enganches del tendido eléctrico como el ocurrido entre Madrid y Toledo".

La huelga en Renfe convocada por CC OO, la CGT y el SEMAF tuvo un seguimiento en los turnos de la noche y de la mañana del 98%, según los sindicatos, y de un 20,5%, según la compañía. Los paros no impidieron que los trenes circularan.Los servicios mínimos del 75% en cercanías, calificados de "abusivos" por parte de las centrales, se cumplieron con normalidad, según la compañía.

No obstante, en Barcelona, unos 400 trabajadores interrumpieron la circulación de trenes en la estación de Sants durante media hora.

Esta nueva jornada de huelga fue convocada en protesta por la paralización de la negociación del convenio colectivo ante la demanda de los empleados de una subida salarial para 1999 y el año 2000 que permita mantener su poder adquisitivo, así como de una mejora de las primas de productividad y de la reducción paulatina de la jornada laboral hasta las 35 horas.

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Sobre la firma

Mábel Galaz
Fue la primera mujer en pertenecer a la sección de Deportes de EL PAÍS. Luego hizo información de Madrid y Cultura. Impulsó la creación de las páginas de Gente y Estilo. Ha colaborado con varias cadenas de televisión y con la Cadena Ser. Ahora escribe en El País Semanal.

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