"Han llenado Madrid de piedras grises que no sirven para nada"
A Coque Malla, la timidez y el distanciamiento le han granjeado cierta fama de antipático, contra la que ha decidido ya no combatir. A sus 30 años se considera lo suficientemente adulto como para no dar demasiadas cuentas de por qué hace unas cosas u otras. Al frente de Los Ronaldos conoció el éxito con apenas 16 años. Ser estrella del rock and roll a tan temprana edad puede deslumbrar a cualquiera; él también sucumbió a ese brillo y ahí pudo estar parte del origen de su supuesta antipatía. Pero no lo es. Su timidez le hace hablar bajito y querer pasar siempre inadvertido. Hijo de actores, también ha logrado destacados papeles en el cine, aunque es en la música donde más realizado se encuentra. Se ha atrevido a lanzar un disco en solitario con el título de Soy un astronauta más. Un disco lleno de claves para entenderle, que hoy presenta por primera vez en Madrid, tras una gira de éxito por España.Pregunta. ¿Se encuentra más a gusto en la música o en el cine?
Respuesta. En la música. Ahí soy dueño de mi historia. Soy más yo, hago y desarrollo lo que yo he creado. Me encanta hacer películas, pero ahí soy sólo una parte de algo que ha creado otro.
P. ¿Pesa la responsabilidad de no llevar a un grupo como Los Ronaldos detrás?
R. Mucho. Con Los Ronaldos, las decisiones las tomábamos entre todos. Necesitaba estar solo para nuevos planteamientos artísticos, pero he echado mucho de menos al grupo en la parte fea del negocio, el trato con los manager, la contratación, la negociación con los músicos, con la discográfica..., que antes, con ellos, se hacía más llevadero.
P. Con tantos años en el negocio se lo imaginaría...
R. Estar solo tiene fases muy duras que nunca imaginé. Cuando pensaba separarme, lo hacía frívolamente: me separo, hago un disco...; y llega el momento de la verdad y ves que los que eran como tus hermanos no están. Pero no podía imponer estas canciones al grupo, así que, por otro lado, estoy contento con la separación.
P. ¿Cómo son hoy sus relaciones?
R. Son muy buenas, incluso mejor que antes. Ha quedado un poso de enorme cariño y, ahora, sin el deterioro que a veces supone la convivencia continuada. De hecho, todos colaboran en mi disco en trocitos puntuales. Es como un homenaje de despedida.
P. ¿Sigue habiendo en Madrid la misma energía que le empujó a usted a ser artista de rock con tan pocos años?
R. Creo que no. Mantengo con Madrid la típica relación de amor-odio. Lou Reed, en una canción, decía que se había pasado la vida pensando en cómo salir de Nueva York y nunca lo hizo. A mí me pasa un poco igual con Madrid, que me sigue pareciendo maravillosa, a la que han llenado de piedras grises y pivotitos que no sirven para nada.
23.30. Coque Malla. El Sol (Jardines, 3). 1.500 pesetas.
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