El Barça, en el último suspiro

Le llaman La Bomba y por algo será. Juan Carlos Navarro, el jefe de aquel histórico equipo que ganó el pasado verano el Mundial juvenil, se empeñó en que el Barça no saliera derrotado ayer de Fuenlabrada, por muchos méritos que hubiera acumulado para ello. Así que, a falta de seis segundos y con 67-66 en el marcador, agarró la pelota, puso la quinta, dribló a cuanta sombra le salió al paso y la coló en el aro, en una acción frenética, inolvidable. La Bomba explotó y el Barça salió airoso de un partido que siempre fue suyo y que decidió regalar no se sabe bien por qué. El Fuenlabrada aceptó el inesperado presente, pero Navarro dijo, sencillamente, que de eso nada.Negoció el Barça con una victoria que siempre tuvo en la mano. Que el Fuenlabrada depende en exclusiva de Perasovic no es un secreto para nadie. Y menos para Aíto, que varió el sistema defensivo una y otra vez con la única pretensión de anularle. Alternó su marcaje individual, al que se dedicaron Navarro y Gasol, con una zona 1-3-1 en la que el croata no se sintió precisamente a gusto. Al final, éste consiguió 26 puntos, lo que tampoco debe sorprender, más que nada porque Perasovic, en un día sólo discreto, es capaz de eso y de más. El Barça estuvo a ratos insoportable. Para el Fuenlabrada, se entiende. Adquirió ventajas tan holgadas como aquel 24-36 o el 31-40 con el que llegó el descanso. Los azulgrana acribillaban a su rival desde el perímetro y Nacho Rodríguez le mostraba una y otra vez a Ferran López cómo se maneja un base de categoría. Y entre lección y lección, un triple, que hasta cuatro consiguió.

Ocurrió, sin embargo, lo inesperado. El hecho de que Óscar Quintana, técnico del Fuenlabrada, pusiera en pista a los menos habituales parecía indicar que arrojaba la toalla. El Barça se escapó sin disimulo en el marcador (43-62) y a partir de ahí vivió un inesperado suplicio. Con Perasovic y Ferran en el banquillo, al Fuenlabrada le dio por aquello de la heroica y acumuló un parcial de 15-1 que puso el pabellón patas arriba.

El Barça era un puro despropósito. Le dio por resolver el conflicto desde la distancia, como si Dueñas o no existiera o no midiera 2,20, pero sus triples ya no entraban. Una vez transcurridos 39 minutos y 54 segundos, el Fuenlabrada consiguió tomar la delantera por primera vez en el partido. Así lo había querido un Barça disparatado, pero Navarro, de 20 años, conocido como La Bomba, agarró la pelota, puso la quinta y resolvió como sólo lo hacen los grandes.