Goles en medio del desastre

El Compostela, en poco más de un año, tras su descenso de Primera, coquetea con el desastre. El entrenador, David Vidal, lleva varias semanas bajo la amenaza de despido, y el presidente, José María Caneda, obstinado en su estilo, dice que si el equipo no mejora dejará de pagar a los jugadores. En medio de esa tempestad, un chico de 21 años, Marcos Yáñez, conocido como Changui, ha saltado para mostrar el talento que asombraba como infantil. Tras sus tres goles al Éibar hace una semana y otro ayer al Elche, Changui suma ya 11.La estrella de este equipo a la deriva es un chico de la cantera, un goleador de estadísticas portentosas que hasta ahora no había acabado de ganarse la confianza de los numerosos inquilinos del banquillo del Compostela. David Vidal tampoco le consideraba un titular indiscutible al inicio del curso, pero Changui se ha ganado el puesto a pulso.

De Changui podía decirse, salvando la distancia, aquello que comentaba Di Stéfano de Butragueño: "A este chico lo sacudes y caen goles por todas partes". Tan asombrosas resultan sus estadísticas que a los 16 años jugaba en Regional con el Boiro, el equipo de su pueblo. El Compostela se lo llevó en edad juvenil y en el filial de Tercera mantuvo un promedio próximo al gol por partido. Incluso marcó en su debú en Primera, hace dos años.

Pero los entrenadores no acaban de atreverse a darle un puesto fijo en el equipo y el año pasado, se fue cedido al Pontevedra, de Segunda B. Marcó 21 goles en 25 partidos, fue repescado y ahora es la estrella del equipo. Su físico espigado y su tremenda contundencia hacen pensar en el típico poste efectivo ante el gol. Pero Changui dista de ser un ariete clásico. Remata muy bien con las dos piernas, pero prefiere arrancar unos metros desde atrás porque también tiene zancada y habilidad para el regate. Ahora, además de marcar goles, representa una esperanza para la economía de un club que no reúne en su estadio a más de 3.000 espectadores.