"No hemos podido caer más bajo"
El equipo vive el día después a la goleada del Zaragoza entre los tímidos insultos de la afición y los ánimos de Del Bosque
"¡Sóis unos golfos...! ¡Sinvergüenzas!". Los gritos de indignación fueron voces aisladas entre los cerca de mil aficionados que llegaron ayer hasta la Ciudad Deportiva. Los destinatarios eran los 12 jugadores que recibieron la goleada del Zaragoza (1-5), el sábado. Los insultos rompieron el silencio de una mañana extraña para los aficionados y jugadores del Madrid. Ambos grupos parecían incrédulos ante los acontecimientos. Los futbolistas trotaron en silencio, cabizbajos. En el campo contiguo, el evasivo Nicolas Anelka, fichaje estrella madridista, se entrenó durante 15 minutos y desistió de su intento para marcharse a su casa tras hacer gestos de dolor: sufre una faringitis.La mañana siguiente a una de las derrotas más dolorosas de la historia reciente del Madrid, la resaca de la humillante goleada frente al Zaragoza, fue más tranquila. La indignación de la noche anterior, los insultos contra los jugadores y los directivos, las piedras contra el autobús de la plantilla, no se reprodujeron ayer. El Madrid, después de permanecer concentrado en un hotel -novedad decidida por Del Bosque con anterioridad a la derrota-, se entrenó ayer en la Ciudad Deportiva.
Bajo un caudal de insultos inferior al recibido, por ejemplo, después de la derrota frente al Atlético en el Bernabéu (1-3), y ante una afición más comprensiva, los titulares tardaron media hora en retirarse a los vestuarios después de hacer estiramientos. En un campo contiguo, el delantero francés Nicolas Anelka, se ejercitó en solitario después de que el viernes se le diagnosticara una faringitis. A los 15 minutos gesticuló al preparador físico, señalando dolores en el cuello, y se marchó a su casa.
Los hechos del día anterior eran demasiado elocuentes como para no transformar el rostro de los jugadores en muecas de amargura o desconcierto. "No nos hemos enterado de qué ha pasado", dijo Iván Helguera. El central brasileño Julio César se retiró el primero de la práctica. "No quiero hablar sobre lo que pasó ayer", dijo. "No hay nada que decir; no hemos podido caer más bajo".
Antes de comenzar el trabajo, Vicente Del Bosque reunió a la plantilla en el vestuario. Dijo a los jugadores que en sus manos tenían la solución de la crisis; les pidió responsabilidad para afrontarla, y les recomendó pensar más en el futuro. En el inmediato, el partido de Liga de Campeones (Real Madrid-Rosenborg) del martes, y en el encuentro de Liga contra el Racing, el próximo fin de semana. Del Bosque dijo a sus jugadores que se olviden de los malos resultados que cosecha el equipo. Quiere frenar una caída anímica más pronunciada. Tras el encuentro de ayer, se ha precipitado en el puesto 17º de la tabla de clasificación, a un punto del descenso.
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