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Un rosario de problemas

Aunque en los dos últimos años hemos podido escuchar multitud de afirmaciones que intentaban dar segundas lecturas e interpretaciones místicas al "problema del año 2000", se trata sólo de una dificultad tecnólogica y de su repercusión en nuestra vida diaria.Los analistas aciertan al pensar que las posibilidades de que ocurran grandes desastres son remotas. Las consecuencias que tendrá el paso al 2000 serán mucho más controladas de lo inicialmente anunciado. Aun así, el Parlamento Europeo aprobó el 25 de noviembre la redacción de un suplicatorio por el que se realizaría una petición oficial a todas las potencias atómicas para que desactivaran sus sistemas de alerta automática el 31 de diciembre y el 1 de enero próximos. (Aunque afirmaciones como la de Ilya Klevanov, miembro de la oficina para el 2000 de Rusia, dan lugar a la incertidumbre: "Pasaremos al año 2000 igual que a cualquier otro. Pienso que es mejor no asustar a los niños rusos". Téngase en cuenta que Rusia suministra la tercera parte del gas natural consumido en la UE.)

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No será una catástrofe

Las dudas acerca de los test realizados para localizar los potenciales problemas vienen de dos frentes: por un lado, de la dificultad para localizar los errores en aplicaciones y circuitos -hablamos de millones de líneas de programa y máquinas con miles de chips- y, por otro, de la precariedad de los test realizados en la mayoría de los casos a los sistemas informáticos y de telecomunicaciones de las compañías, tanto públicas como privadas.

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Estos test resultan incompletos porque es muy complejo -y costoso- detener sistemas en producción que afecten a todas las áreas de negocio de una empresa. Para evitar este problema, normalmente las compañías se decantan por test parciales, lo que supone que no se realiza un chequeo global de integración entre los nuevos sistemas y que, en definitiva, no se sepa cómo va a responder la instalación funcionando en conjunto.

Por otro lado, estos test normalmente tienen una duración que no permite evaluar realmente si el nuevo sistema es realmente compatible con el año 2000. Es poco representativo ver aparecer un billete de 5.000 pesetas de un cajero con fecha 1-1-2000. Varios estudios coinciden en que sólo el 10% de los problemas informáticos relacionados con el año 2000 aparecerán el 1 de enero. El resto aparecerá a lo largo del año: nóminas, sistemas financieros, pagos aplazados...

Son muy pocas las empresas que han llegado más allá de actualizar los PC de sus instalaciones y revisado las versiones de software. Entre este pequeño grupo con un proyecto Año 2000 consistente, son aún más escasas las que han contratado una consultoría externa que aporte nuevos puntos de vista y asesoramiento especializado.

Uniéndose a los fastos de la entrada en el nuevo milenio, toda una legión de desarrolladores de virus informáticos se afanan en el desarrollo de virus con fecha de activación 1 de enero. Dentro de las empresas que cuentan con sistemas de mensajería electrónica, en estas fechas es común el envío de ficheros, como salvapantallas, felicitaciones o bromas navideñas, que pueden encontrarse infectados con alguno de estos virus.

Un problema de infección de virus es especialmente preocupante el 1 de enero porque, en este año concreto, sería necesario determinar si las disfuncionalidades apreciadas en un determinado PC son debidos a los efectos de un virus o a un problema relacionado con el año 2000, lo que podría alargar la resolución del problema. Este caso es aplicable a la inversa: problemas de compatibilidad con el 2000 atribuidas a la existencia de virus.

No hay que olvidar las implicaciones legales que puede tener el paso al siguiente milenio. Compañías como Xerox o Unisys demandaron a sus compañías aseguradoras por problemas de cobertura de riesgos. Es fácil prever que serán abundantes las demandas entre compañías con determinados acuerdos de mantenimiento, servicios de outsourcing, etcétera, que se vean afectados por problemas imprevistos. Igualmente, como colaterales al efecto 2000, se prevén problemas financieros para entidades bancarias. Según una encuesta realizada a 14.000 ciudadanos estadounidenses, un 55% de los entrevistados declararon que retirarían en metálico todo el dinero posible durante un periodo de 2 a 6 semanas antes de la llegada de fin de año. Igualmente se prevé una retirada importante de inversiones en Bolsa.

Dentro de la repercusión indirecta que puede tener efecto 2000 sobre nuestra actividad diaria hay que tener en cuenta los vínculos comerciales que unen a las empresas a nivel nacional e internacional. Cualquier problema que afecte a la producción de una compañía afectaría a los clientes que se abastecen de la misma. El paso al año 2000 no se presenta como una cadena de grandes catástrofes, sino como un rosario de problemas que aparecerán inesperadamente a lo largo del año. Algunos nos afectarán de forma directa, serán los menos; sin embargo, e indirectamente todos pagaremos el cambio de milenio. En cualquier caso, citando a Henry Kaiser, "Un problema es en realidad una oportunidad en traje de faena".

Blas Simarro es director técnico de Network Associates Iberia.

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