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LOS NUEVOS CONSEJEROS

FELIP PUIG Un nacionalista radical en Medio Ambiente

Primera virtud: es amigo de la familia Pujol. Segunda virtud: es un apasionado nacionalista. Tercera: ha desempeñado con reconocida eficiencia las principales tareas que le han sido asignados en su incipiente carrera. El perfecto retrato de joven político para escalar posiciones en Convergència Democràtica y acabar seduciendo al presidente. Felip Puig (Barcelona, 1958) es desde la semana pasada, por deseo expreso de Jordi Pujol, el nuevo consejero de Medio Ambiente, en sustitución de Joan Ignasi Puigdollers.Este ingeniero de Caminos, Canales y Puertos y diplomado en Administración de Empresas es un forofo de las nuevas tecnologías de la información, de Pujol, de Convergència -que no de Unió- y de su familia. Recién nombrado consejero de Medio Ambiente, Felip Puig ha aprovechado el puente de la Constitución para llevar a su esposa y a sus dos hijas ("les meves tres dones", como le gusta definirlas) a Eurodisney.

Le chiflan las maquinitas. Lleva siempre el último modelo de teléfono portátil y de agenda electrónica. El suyo fue el primer ordenador que entró en la antigua sede de CDC, en la calle de València, y desde entonces ha informatizado hasta la última oficina comarcal del partido. Metió a Convergència en Internet y responde personalmente cada uno de los correos electrónicos que recibe.

Su pasión por Jordi Pujol la lleva en el alma, como si fuera un fetiche, al igual que Convergència Democràtica, el partido en el que milita desde 1976, cuando sólo tenía 18 años. Felip Puig ha sido el introductor de un lenguaje más radical en esta formación política, un nuevo guión que habla de soberanía, autodeterminación, pacto fiscal y relectura de la Constitución. En abril de 1997 Puig incluso se manifestó a favor de que el catalán fuera la única lengua oficial en Cataluña. A la mañana siguiente matizó sus palabras después de asistir a una misa rociera en la Casa de Sevilla de El Prat.

Como paladín del nacionalismo, actúa de padre espiritual de la nueva hornada de cachorros convergentes, el sector más soberanista del partido. Con ellos se reúne con asiduidad para aleccionarles. De ellos ha sabido rodearse y los distribuye por el territorio para que actúen como el tercer ojo de Lobsang Rampa.

Pero quizá su mayor virtud ha sido reconciliar los diferentes sectores de jóvenes, divorciados en la década de los ochenta en agrupaciones como el GEN, la FNEC y la JNC. Entre ellos destaca el hijo del presidente, Oriol Pujol, concejal del Ayuntamiento de Barcelona desde las elecciones de junio. Con el otro hijo, Jordi, el mayor, todavía conserva la amistad de los años de juventud.

Para el entorno familiar del presidente, Felip Puig es, más que un colaborador, un amigo de confianza. Pero el actual consejero de Medio Ambiente también ha demostrado a Pujol que, por el momento, cumple estricta y responsablemente todas las tareas que se le asignan.

Fue justo en el Ayuntamiento de Barcelona donde Puig conoció en 1985 al que posteriormente se convertiría en otro de sus padrinos políticos, Antoni Comas. Puig creó junto con Pere Macias (ambos son casi de la misma edad) un gabinete urbanístico que asesoraba al grupo municipal de Convergència i Unió. El despacho también le sirvió para relacionarse con las instituciones municipales de Cataluña, ayuntamientos y consejos comarcales, y conocer a un buen grupo de personas que le servirían para el futuro.

Es justamente ésta una cualidad de Puig que destacan los que le conocen: no deja nunca en la estacada a sus colaboradores que, con el tiempo, se han convertido en amigos. Por ejemplo, cuando colocó a Joan Aregio, a quien había conocido en Adigsa, para dirigir el partido en la provincia de Tarragona tras la crisis con Joan Maria Pujals.

Tras su paso por el Ayuntamiento, Comas se llevó a Puig al Departamento de Bienestar Social y le nombró director general de Servicios Comunitarios. A sus 29 años, fue el director general más joven que ha ejercido en la Administración catalana. Cuando en 1992 ascendió a la secretaría general de este departamento, empezaron los roces con Comas y algunos de sus colaboradores. El futuro ha demostrado que estas peleas no frenaron su carrera política.

"Puede ser cariñoso y cruel a la vez", le define uno de sus ayudantes. Afectuoso hasta en los detalles más mínimos, pero implacable, a veces, incluso con quienes le rodean. Puig ordena las ideas en segundos. Exigente tanto consigo mismo como con su equipo, no permite el más mínimo desliz. "Duerme poco y curra mucho", precisa un colaborador. Es inflexible en sus convicciones, tan sencillas y esquemáticas que puede resumirlas a la perfección. Su mejor defensa ante un ataque es ridiculizar al adversario, una táctica que el consejero de Medio Ambiente utiliza a menudo. Por ejemplo, obviando la presencia de su competidor. Pilar Rahola dijo de él que tiene un "nerviosismo exagerado y un poco histérico". Un antiguo colaborador agregó: "Es muy sarcástico, pero no tiene una ironía elaborada. A veces es un poco bestia, brusco y extremadamente directo".

Por expreso designio de Pujol, Puig se convirtió el 28 de enero de 1996 en el secretario de organización de CDC, compartiendo responsabilidades con Pere Esteve, el secretario general. Ambos han sido los protagonistas de la renovación de Convergència, que pretende transformarse de un movimiento político y social en torno a la figura del presidente a una organización con una nueva estructura más típica de los partidos.

Si Pere Esteve encarna la estrategia futura del partido, Felip Puig ejecuta la táctica diaria. Resulta mucho más eficiente en la solución de los problemas cotidianos que en el diseño de las campañas de largo alcance. La diplomacia no figura entre sus mejores cualidades. En ocasiones ha manifestado públicamente comentarios despectivos hacia los dirigentes de Unió Democràtica. Sus referencias a Josep Antoni Duran Lleida han propiciado grandes titulares. "No creo que la excesiva notoriedad y el creciente protagonismo del que hace gala Duran Lleida sean los únicos valores que pueden hacer merecedor a alguien de ser el sucesor del presidente Pujol. Hay en CDC gente más capacitada que Duran para sustituir algún día a Jordi Pujol". La frase la dijo en 1996, pero la podría suscribir ahora mismo. Otra más: "Algunos dirigentes de Unió sólo están preocupados por parcelas de poder" (agosto de 1998). Y una última: "En este y otros temas, la lógica de Duran Lleida y de Unió no coincide con la mía ni con la de Convergència" (enero de 1999). Y de su buena relación con la familia Pujol le ha permitido formular vaticinios sobre el futuro de la coalición que casi siempre se han cumplido: "Duran Lleida no irá como número dos en la candidatura de CiU para las autonómicas". El líder de Unió acabó desplazado formalmente al octavo puesto. Puig fue el primer dirigente de CDC en vaticinar que los democristianos perderían un puesto clave para aspirar a la sucesión.

También anunció que Xavier Trias sería el mejor cabeza de lista de CiU para las elecciones generales. Y ha vuelto a acertar. Firme defensor del consejero de Economía, Artur Mas, como heredero de Jordi Pujol, Felip Puig está obsesionado por allanar el camino al Palau de la Generalitat a su amigo Artur Mas, tan amigo de la familia Pujol y tan nacionalista como él.

Puig dijo una vez que un político debe tener tres virtudes: capacidad para transmitir confianza, convicción y coraje. En su opinión, las tres se hallan en el delfín preferido de Pujol.

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