Un camión de estrellas
"Si Mahoma no va a la montaña, que la montaña vaya a Mahoma". Es la máxima con la que Juan Vicente Pérez Ortiz, un astrónomo aficionado que trabaja en Caja del Mediterráneo, en Alicante, resumió y convenció a sus jefes para que financiaran el observatorio astronómico móvil que le rondaba en la cabeza hace dos años. Si la gente no puede desplazarse habitualmente a los observatorios para descubrir los misterios del cielo, pues que sea un camión observatorio el que llegue a la población. Dicho y hecho.Tras un año y un mes de andadura por diversas regiones del país, este curioso vehículo, único en España y en Europa, llegará la semana que viene a Tres Cantos. Se trata de un camión de apenas cinco metros de eslora provisto de un enorme telescopio que permitirá a 30 vecinos de esta localidad navegar por el espacio interestelar sin moverse de la plaza del Agua del municipio, la zona urbana más alta de la ciudad. Todos ellos seguirán un curso gratuito de iniciación a la astronomía de cuatro días de duración -del 13 al 16 de diciembre-. La acogida ha sido tan buena que ya hay lista de espera.
Este observatorio móvil es un lujo para profanos y entendidos. Cuenta con un telescopio de 36 centímetros de diámetro, una cúpula semiesférica de dos metros, una plataforma elevable, 10 binoculares de gran potencia, un ordenador multimedia y una cámara de vídeo conectada al telescopio que permite proyectar imágenes en directo a un televisor y a una pantalla gigante que ocupa la pared trasera del camión. Además, cuenta con un reloj de sol analógico muy singular, que da la hora y la fecha exacta sin recurrir a escalas para calcular los datos. Gracias a este material y a una serie de vídeos divulgativos, los aprendices de astrónomos recibirán clases teóricas y prácticas. Se les enseñará a leer los mapas celestes, a distinguir las estrellas fijas y sus colores, verán asteroides, nebulosas, cúmulos abiertos y cerrados, galaxias, volcanes como Monte Olimpo, ubicado en Marte y famoso por ser el más grande del sistema solar: 28 kilómetros de altura y 600 kilómetros de base, o cualquier otro fenómeno del firmamento que dista de la Tierra millones de kilómetros o millones de años luz, como la galaxia de Andrómeda, a 2,3 millones de años luz de nosotros.
"Por la experiencia que tenemos, lo que más sorprende es la visión de Saturno y sus anillos. Hay mucha gente que se emociona porque lo ve tan cerca que les parece que lo van a tocar. Lo bueno de este observatorio es que podemos llevarles por el cielo donde quieran, somos como una especie de taxi para las estrellas", dice Rubén García, uno de los monitores del curso de astronomía.
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