El Logroñés, en quiebra, inicia hoy su liquidación con 1.500 millones de deuda
El Logroñés, de Segunda División, ha dado un paso para hacer historia. Al no lograr ampliar su capital social en 250 millones, se ve obligado a iniciar hoy su liquidación. Si el proceso se consuma, el equipo riojano será el primero en desaparecer desde que los clubes se convirtieron en sociedades anónimas. Julio Jiménez, designado liquidador del club, ha comenzado su trabajo y ayer aseguró: "La situación del club es de quiebra, y el juez, al que debemos presentar las cuentas, posiblemente dictará su disolución".
La Liga Profesional obliga al Logroñés a ampliar su capital social antes de finalizar la temporada, el 30 de junio del 2000 o, en caso contrario, desaparecerá. La Ley establece que el capital de un club nunca podrá ser inferior al 50% del fijado en el momento de su transformación en sociedad anónima, que en el caso del equipo riojano es de 250 millones de pesetas. Las deudas del Logroñés se aproximan en estos momentos a 1.500 millones, de los que 550 corresponden a Hacienda.Ante esta situación la junta de acccionistas del Logroñés acordó el pasado octubre una ampliación de capital de 1.500 millones, de los que 750 corresponderían a la cantidad aportada al club hasta este momento por su actual presidente, el constructor madrileño Carlos Cutillas. Los 750 millones restantes serían los que faltasen para completar la ampliación. De todos modos, el Consejo de Administración del Logroñés estima que con 250 millones se podría salvar momentanemante al club hasta final de la temporada y así evitar el peso de la ley y la amenaza de su desaparición.
Carlos Cutillas insiste en su decisión de no aportar más dinero al club y ha puesto la entidad en venta. Ofertas de compra no le han faltado, "pero casi todas ellas no han sido suficientemente serias para tomarlas en cuenta", indicó Juan Lacueva, que, junto con el ex gerente del Barcelona Antón Parera, trabajan como asesores del Logroñés y de su presidente. La oferta más formal llegó de la mano del empresario vinatero de 80 años Marcos Eguizábal, que durante ocho años fue presidente del club riojano, seiete en Primera.
Marcos Eguizábal, que dejó la entidad por la presión popular, fue la penúltima cuerda a la que se agarraron los dirigentes del Logroñés, pero ayer se rompió. Los asesores del vinatero riojano le desaconsejaron hacerse de nuevo con las riendas del club. La situación económica del Logroñés asustó a quien estaba dispuesto a comprar la totalidad de las acciones.
Los actuales dirigentes del club también esperaban la oferta de dos ex directivos del Real Madrid, Ignacio Silva y Juan Palacios, que anunciaron su intención de comprar el club y trasladarlo a la localidad madrileña de Alcobendas como un proyecto de inversión. La oferta se quedó en proyecto. "Las demás ofertas de compra que saltaron a los medios informativos resultaron ser mentira, o, por lo menos, nunca se nos presentaron formlamente", indicaron fuentes del club riojano.
Ante esta situación, el consejero del club Julio Jiménez anunció ayer que está preparado para iniciar hoy su labor de liquidación de la entidad. Este proceso supone el cese del presidente y los consejeros del Logroñés. El club, a partir de ese momento, pasa a manos del liquidador, único representante con poder en la entidad. El liquidador dispone de 10 días para presentar al juez toda la documentación del club: presupuesto, balances, deudas, bienes.... "La situación del Logroñés", aseguró Julio Jiménez, "es de quiebra y el juez resolverá el asunto". La actuación del liquidador no tiene plazo y se puede extender por meses e incluso hasta el final de temporada si se realizan los pagos. Los jugadores, en caso de que no cobren lo que les corresponde, disponen de un fondo de garantía en la Liga Profesional que les cubre ese capítulo.
El inicio de la liquidación de un club no presupone su definitiva disolución. En el transcurso de la misma se puede reactivar la entidad. El proceso quedaría abortado si el Logroñés consigue los 250 millones que precisa para ampliar su capital y aliviar su dramática situación.
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