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PASO HISTÓRICO EN EL ULSTER

¿Por qué fracasó hace 27 años?

El 30 de enero de 1972 paracaidistas británicos abrieron fuego contra los manifestantes en una marcha en Derry por los derechos civiles de los católicos norirlandeses. A consecuencia de los disparos 14 personas murieron y numerosas resultaron heridas dando lugar al día conocido como domingo sangriento.La manifestación había sido prohibida por las autoridades británicas pero, aún así, 10.000 personas se habían congregado en Derry. Los soldados aseguraron que respondieron a ataques con armas de fuego que habían sufrido mientras procedían a arrestar a algunas personas, pero la comunidad católica opinó que 14 personas había sido ejecutadas sumariamente.

Dos días después del domingo sangriento la Embajada británica en Dublín fue asaltada e incendiada y pocas semanas más tarde el IRA hacia explotar una bomba en el cuartel de Aldershot (Inglaterra) asesinando a siete personas.

En marzo, temiendo que la escalada de violencia desembocara en una auténtica guerra civil, el primer ministro británico, el conservador Edward Heath, decidió que se sería Londres quien tomara el control sobre la política de seguridad en la provincia. En desacuerdo con ello, el primer ministro norirlandés Brian Faulkner presentó la dimisión junto a todo su Gabinete.

La Asamblea para Irlanda del Norte se reunió por última vez en el castillo de Stormont. Más de 100.000 manifestantes unionistas se congregaron ante el edificio como señal de respaldo al Gobierno autónomo y de rechazo a la medida adoptada desde Londres. Faulkner salió al balcón y la muchedumbre vitoreó su nombre. El Ulster llevaba entonces dos días paralizado por una huelga general que había afectado no sólo al transporte y a los negocios, sino incluso al suministro de energía. Faulkner se hizo oír entre los vítores y pidió a los manifestantes que se marcharan a sus casas y éstos, en un último acto de lealtad, le obedecieron.

El poder efectivo en Irlanda del Norte quedó desde aquella fecha en poder del nuevo secretario de Estado para el Ulster, William Whitelaw. El político impuesto desde Westmisnter y su Oficina para Irlanda del Norte fueron responsables desde entonces del día a día en la gestión de los asuntos de la provincia.

Los unionistas que se marcharon a sus casas y los católicos que esperaban en sus barrios no sabían que se disponían a atravesar un largo túnel de 27 años.

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