El contagio de la hepatitis C sin contacto de sangre no llega al 8%
Uno de los principales enigmas de la hepatitis C, sus vías de contagio, fue abordado ayer en un congreso celebrado en Valencia. Un máximo de 8 de cada 100 casos responden a transmisión sexual, de madres a hijos o familiar, y sólo en circunstancias muy precisas. El 60% de los casos responde a contagios sanguíneos. El resto también, pero los pacientes no recuerdan cuándo y cómo pudo producirse el contagio.
"Ni por un estornudo, compartir un vaso o compartir el medio laboral se contagia la hepatitis C". Así de contundente se mostró el profesor de la Facultad de Medicina de Valencia, Moisés Diago, al analizar ayer la posibilidad de infección del virus a traves de la convivencia familiar o laboral. El profesor también abordó el contagio a través de relaciones sexuales, que minimizó en el caso de relaciones estables hasta tal punto de no recomendar siquiera el uso de preservativo. No así en las parejas promiscuas, en las que la prevalencia -entre el 5% y el 10%- es notablemente superior a la media general: algo más del 2% de población afectada por el virus. Diago apoyó esta conclusión en estudios realizados sobre la incidencia del virus en prostitutas. Pese a presentar una prevalencia superior a la media (8%), la presencia del virus es inferior al de otras enfermedades que se transmiten claramente a través de vía sexual, como la hepatitis B (30%).La transmisión del virus de una madre infectada al feto es relevante en el caso de que vaya asociado al del VIH, el desencadenante del sida. Diego señaló que frente a una transmisión entre el 3% y el 5%, si el virus de la hepatitis C va acompañado del virus del sida, la cifra se dispara al 20% de los casos, aproximadamente.
Entre los casos anteriores, Diago cifró la proporción de contagios hasta un máximo de un 8%. El congreso sobre los Aspectos actuales de la hepatitis por virus C incidió en que la principal vía de transmisión es la parenteral -comprobada hasta en un 60% de los casos- fundamentalmente, entre toxicómanos que comparten las jeringuillas.
El virus de la hepatitis C se descubrió en 1989. Esta enfermedad, como comentó el profesor José Manuel Rodrigo, tiene una larga etapa asintomática que puede prolongarse hasta 30 años, por lo que gran parte de los casos proceden de cuando se desconocía la enfermedad y no se aplicaban las medidas de asepsia actuales. A este colectivo se atribuye el aproximadamente 30% de casos cuyo origen está indeterminado.
De los infectados, un 70% desarrollará una hepatitis crónica que puede desembocar en cirrosis. Los actuales tratamientos farmacológicos, mediante Interferón y Ribivarina alcanzan un éxito en la lucha contra la enfermedad de hasta el 50% los casos.
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