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Entrevista:

IÑAKI MARKIEGI COORDINADOR DE PAZ Y TERCER MUNDO "Sólo en los tribunales pararemos los pies a los paramilitares"

Naiara Galarraga Gortázar

El coordinador de Hirugarren Mundua eta Bakea-Paz y Tercer Mundo regresó el viernes de Colombia. Allí ha mantenido varias reuniones de alto nivel. Iñaki Markiegi (Bilbao, 1944) quiere asegurarse de que los responsables materiales e intectuales de la muerte del cooperante Iñigo Egiluz y del sacerdote Jorge Luis Mazo se sienten en el banquillo.Pregunta. El día de su regreso, los paramilitares obligaron a desalojar un pueblo de 500 habitantes. ¿Cómo lo interpreta?

Respuesta. Como hay un proceso de negociación, la tensión sube porque todas las partes quieren lograr resultados más ventajosos en el proceso. Con esto [los paramilitares] han echado el pulso, el órdago al propio Gobierno diciendole: "Aquí quien manda somos nosotros".

P. ¿Es un ataque más?

R. No, hay una concatenación de sucesos y eso muestra la autoría intelectual del atentado contra Iñigo y Jorge Luis. A primeros de mes [Carlos] Castaños [el jefe de los paramilitares] mandó una carta acusando a la diócesis de estar protegiendo a poblaciones que, a su entender, podían ser afines a la guerrilla. En concreto, dice expresamente: "Es su deber aclarar y corregir esta preocupante situación. Sólo así impediría que la corrigiéramos nosotros". Y además, le molestó que la Iglesia y nosotros lleváramos a periodistas de El Colombiano y EL PAÍS a la zona y que en sus artículos les acusaran de una serie de matanzas.

P. Ustedes parecían convencidos de que no atacarían a un extranjero.

R. Pensábamos eso. Pero éstos son muy salvajes, nunca sabes hasta dónde van a ir. Hasta ahora nunca se habían metido abiertamente contra la Iglesia o un cooperante internacional. Eso indica también que no van a ceder tan fácilmente.

P. ¿Quiénes son los nueve paramilitares detenidos por las muertes de Egiluz y Mazo?

R. Escuché en la televisión pública que tres de los detenidos llevaban carné de cabos del ejército y otros tres eran de la guardia personal de Castaños. No se ha podido confirmar porque está bajo secreto de sumario. Sí son indicios importantes. A la gente de allí no les extraña nada.

P. ¿Por qué?

R. Porque en Vigía del Fuerte hay un retén de la policía en medio del pueblo y a 150 metros está el retén de los paramilitares. Al final de la tarde unos y otros echan los tragos juntos a la vista de todo el mundo. Eso no se puede permitir. El Gobierno aún no ha sido capaz de montar un operativo cuando saben que están ahí.

P. ¿Por qué atacaron a un sacerdote y a un extranjero?

R. Entendemos que son pulsos, ellos están en guerra. sólo se puede entender en su esquizofrenia militar. No es casualidad que lo simularan como un accidente y no haya sido reivindicado. Sabemos que lo quisieron hacer en un lugar no poblado. Los diez de la lancha hubieran muerto.

P. Ustedes abogan por hacer un juicio internacional.

R. Tanto la Iglesia de Quibdó como la familia y nosotros no vamos a parar. Recurriremos a todos los tribunales que sea preciso, es la única manera de pararles los pies.

P. ¿Qué espera lograr de la justicia?

R. Sabemos que va a ser difícil. Nos hemos presentado como acusación particular para que el caso no sea sometido a una legislación especial. Sabemos que la investigación puede durar años. Existen elementos en el Gobierno que quieren acabar con la impunidad, que creen que Colombia tiene que entrar en la dinámica del estado de Derecho, pero también va a haber muchas resistencias. Por eso es tan importante la insistencia internacional.

P. ¿Sustituirán a Egiluz?

R. Sí por supuesto. Queda por discutir los términos. Si una cosa ha quedado muy clara después de todo esto es que las comunidades temen que les dejemos solas. Sienten un gran pánico. Mantener la protección es una responsabilidad. Pero vamos a exigir que la comunidad internacional no se conforme con buenas palabras, que evite la impunidad de los paramilitares.

P. ¿Cómo están los cooperantes?

R. Aquí y en Colombia la gente siente más miedo, pero también está el compromiso de que no quede impune. Y sienten coraje al ver que la comunidad internacional no toma medidas de verdad, porque aquello es un auténtico genocidio.

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Sobre la firma

Naiara Galarraga Gortázar
Es corresponsal de EL PAÍS en Brasil. Antes fue subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo (EL PAÍS/UAM).

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