La afición, mejor que los jugadores
Las calles de Sevilla, como las del resto de capitales andaluzas, se han visto inundadas esta semana por unos carteles con los que la Consejería de Turismo y Deportes de la Junta solicita a los andaluces el hermanamiento entre las distintas aficiones. Además de la oportunidad de esta campaña institucional a pocos días del reencuentro en Primera del Sevilla con el Málaga, los continuos llamamientos a la deportividad realizados por las autoridades andaluzas y por los dirigentes y entrenadores de ambos clubes surtieron el efecto deseado. No se registró ningún incidente de consideración ni antes ni después del partido.El conato de enfrentamiento entre varios jugadores durante la primera mitad, a raíz de la gresca entre el sevillista Quevedo con los malaguistas De los Santos y Catanha, fue el único aspecto negativo de un encuentro donde el comportamiento de ambas aficiones estuvo muy por encima del de los jugadores.
Así, la llegada del grueso de seguidores del Málaga, unos 500, hasta el Ramón Sánchez Pizjuán se produjo con normalidad. Se quería evitar que se reprodujesen los incidentes ocurridos a las puertas del estadio sevillista el pasado mes de octubre en el derby ante el Betis. Y más aún impedir que la afición más exacerbada del Sevilla se tomara la revancha de los graves altercados que empañaron el último partido entre ambos equipos la pasada temporada en La Rosaleda, donde las fuerzas de seguridad cargaron contra la hinchada malaguista para evitar que la algarada fuera a mayores.
La efectividad del dispositivo de seguridad junto a la escasa afluencia de público al estadio, por lo tardío del encuentro y que éste era televisado, restaron peligrosidad al primer duelo andaluz de la década en Primera.
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