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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

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Hace poco más de un mes asumí funciones de representante en este país. En esos días, y antes de presentar las cartas credenciales a Su Majestad, asistí a la Casa de América con motivo de la presentación del libro Buzón de tiempo, del poeta compatriota Mario Benedetti. Mi participación fue motivada porque era un uruguayo quien realizaba la presentación y "compañero" de algunos amigos.En esa ocasión, ante diferentes preguntas de los asistentes, el escritor respondió sobre temas políticos y sociales del Uruguay con cierta ligereza y falta de información. Cierto es que en esa ocasión callé, pues me pareció que era procedente -como nuevo diplomático en España- respetar el contexto en el cual los dislates e inexactitudes de Benedetti se afirmaban.

Pasados más de treinta días, constato que, en el diario EL PAÍS de Madrid, Mario Benedetti -en su artículo El Uruguay real y el otro- repite una serie de equívocos y desatinos que me obligan a responder.

Sobre el Uruguay real basta señalar que desde que se reinstaló la democracia, en 1985, el PBI aumentó más de un 50%, disminuyendo la pobreza del 17% al 7%, y la marginalidad, al 1%, según cifras de las Naciones Unidas. Todo esto hace que el Uruguay esté ubicado entre los países de vanguardia del índice de desarrollo humano en América Latina y que nos aproxima a los indicadores sociales de Europa. Se destaca que más del 70% de los uruguayos son dueños de su propia vivienda y que el 97% son alfabetos, con escuela y universidad gratuitas.

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Estos elementos no deben llevar a la posición presuntuosa de que todos los temas sociales están resueltos, pero sí a afirmar que mucho se ha avanzado -y se sigue trabajando- en materia de integración social y en la baja de la desigualdad.

La afirmación realizada por Benedetti de que los partidos tradicionales del Uruguay, es decir, Colorado y Blanco, son "autoritarios", es desconocer la historia misma de la democracia nacional; blancos y colorados lucharon por la libertad y la justicia social desde hace más de un siglo, constituyéndose en dos de los más antiguos partidos políticos democráticos de Occidente.

Asimismo, pretender afirmar que el sistema electoral nacional fue impuesto desde afuera, y precisamente el balotaje, es simplemente fruto del desconocimiento de una realidad institucional contemporánea en la que muchos y grandes países democráticos lo han establecido, a vía de ejemplo, Francia, y, lo que es peor, desmerece la opción democrática elegida por el pueblo uruguayo, que acompañó la reforma con su voto soberano, reforma que en su inicio fue auspiciada por el propio Frente Amplio.

Posteriormente, el autor descalifica al pueblo uruguayo cuando afirma que tiene "falta de solidaridad y una actitud egoísta en la vida cotidiana", afirmación ésta que se contradice con los miles de extranjeros que residen en nuestro país; solamente a vía de ejemplo, se destaca que más de 100.000 españoles nacidos en esta gran península viven en el Uruguay, cuya población apenas supera los tres millones de habitantes.

Como lo dijo el propio Benedetti en Casa de América, él no es un novelista, aunque en ese artículo parece introducirse en dicho género con una página de carácter fantasioso.

El mundo no se divide más entre izquierda y derecha, ni es todo bueno ni es todo malo; la vida política de los países debe construirse sobre la base de la honestidad intelectual y el trabajo, entre lo deseable y lo posible, entre lo imaginario y lo real.

En síntesis, el Uruguay real es otro y no el del articulista Mario Benedetti.- . Embajador del Uruguay. .

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