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Aledaños

Un buen amigo, con ánimo de ironizar mi condición de motrileño, siempre me comenta que hay cosas que sólo pasan en Motril y aledaños. Es verdad, parece que sólo suceden en Motril, como es el caso de esa juez que, sin cortarse un pelo, responsabilizó a un bebé de la pérdida de unos de sus índices y no al ATS que usó las tijeras. Sólo parecen, le digo. No las genera la caña de azúcar y las de Capileira son casualidad.Un pueblo, Capileira, granadino y aledaño, en el que así, como el que no hace la cosa, el cura, en misa de difuntos, ha puesto al muerto a parir, hasta el punto que, si por el cura fuera, no entra en los cielos y ya veríamos dónde lo iba a colocar. Al fallecido le daría igual, pero su compañera y su familia han quedado preocupadas. Menos mal que, desde hace unas fechas, han quitado el infierno y el muerto ha muerto en buena hora, por lo que el cura se va a quedar con cuatro cuartos de narices. Estas cosas, le digo, pasan, aledaños aparte. Tampoco influyen en un fiscal para que solicite, como si de un narco fuera, dos años y cuatro meses de prisión a un pastor de Capileira por el delito de coger del campo 190 gramos de manzanilla protegida para aliviarse los dolores de barriga. Además, si le condenan, le piden el indulto, como al padre del niño cordobés.

No son cosas de aledaños. No dependen de la cercanía, sino del buen, o el mal, hacer de las personas y le pongo un ejemplo. El hecho de que Telefónica perteneciera al Estado y el Gobierno del PP la haya privatizado no ha influido en que 100 directivos, presididos por un amigo personal de Aznar, se puedan repartir 45.000 millones. Si se los reparten es porque han trabajado y no se han dedicado a coger manzanilla protegida, como el pastor. No le he convencido porque contestó como la Conferencia Episcopal: "Será legal, pero no es ético ni moral". Estas palabras me han hecho dudar porque una ley, cuando no es ética ni moral, es opuesta a la "ordenación de la razón en favor del bien común", como la definía Tomás de Aquino, y pierde su auténtico sentido.

Claro que, a lo peor, el bien común, el Estado de Bienestar y los aledaños son otra cosa, legal por supuesto. Lo de Motril, sencillamente, pura casualidad y lo de Capileira también.

EUGENIO SUÁREZ PALOMARES

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