Los militares rusos creen que Grozni caerá sin lucha en diciembre
La apisonadora militar rusa proseguía ayer la operación de cerco de la capital chechena, Grozni, que, según el jefe del Estado Mayor, Anatoli Kvashnin, caerá como una fruta madura y sin lucha. Fuentes castrenses citadas por la agencia Interfax ponían fecha aproximada a esa conquista: mediados de diciembre. Para el 19 de ese mismo mes están previstas las elecciones legislativas en Rusia, y el conflicto del Cáucaso amenaza ya con tapar durante la campaña el debate político y económico."Será la gente la que, por sí misma, ajuste cuentas con los bandidos desde el interior, y nosotros les ayudaremos", aseguró Kvashnin, uno de los grandes defensores de llevar la guerra hasta sus últimas consecuencias, con el exterminio total de los "terroristas" y la vuelta a la soberanía rusa de esa república. Según los militares rusos, la capital chechena está rodeada ya en un 80%, y la clave de que se complete el cerco radica en Urús Martán, la tercera ciudad en población de Chechenia, al sureste de Grozni, considerada un feudo de Shamil Basháyev y sus milicias.
Nadie piensa que los rusos vayan a entrar en Urús Martán de la misma forma que lo hicieron en Gudermés o Atchjoi Martán, es decir, sin lucha, tras la salida apresurada de los "bandidos" y con el acuerdo de los dirigentes civiles. Si las informaciones que llegan son ciertas, hay allí unos 3.000 combatientes fuertemente armados y dispuestos a resistir que, en los últimos días, han aconsejado a la población que huya hacia lugar seguro.
Desde el comienzo de la intervención, Urús Martán ha sido uno de los puntos que más ha sufrido las consecuencias de los bombardeos de la aviación y la artillería. Los muertos civiles se cuentan allí por centenares. Ayer, misiles tierra a tierra rusos causaron 10 muertos entre la población de Avturi, a 30 kilómetros al sureste de Grozni, según los chechenos.
Petróleo enterrado
También en Grozni parece que se librará la batalla, pese a las optimistas previsiones de Kvashnin. Según Interfax, unos 5.000 milicianos preparan la defensa de la ciudad, entierran petróleo para crear una barrera de fuego contra las tropas rusas y acondicionan incluso vagones de ferrocarril como trincheras metálicas.La gran pregunta es si, cuando el cerco esté casi cerrado, el presidente Aslán Masjádov, que parece dirigir la defensa de la ciudad, optará por combatir o por huir hacia las montañas del sur, desde las que se puede librar una interminable guerra de guerrillas y, de repetirse lo ocurrido en la última contienda (1994-1996), organizar la contraofensiva.
Entretanto, las críticas a la intervención militar rusa, que retumbaron sin cesar en los oídos de Borís Yeltsin durante la cumbre de la OSCE en Estambul, continúan llegando desde Occidente. La última, y muy señalada, se produjo ayer en Berlín, donde el canciller alemán, Gerhard Schröder, consideró la ofensiva como "no legítima". Aunque mostró su comprensión por la necesidad de combatir el terrorismo, condenó como desproporcionados "la guerra contra todo un pueblo y los ataques indiscriminados a la población civil".
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