Villalonga prometió pagar las opciones para sus directivos en 10 días y en metálico
El presidente de Telefónica, Juan Villalonga, se comprometió a pagar en metálico, con cheque nominativo o transferencia bancaria, y en un plazo de 10 días las opciones sobre acciones (stock options) concedidas a un grupo selecto de 100 directivos del grupo, incluido él. Según el compromiso adquirido por el presidente de Telefónica en febrero de 1997, antes de la puesta en marcha del citado plan, la cantidad que cobrarían ronda los 37.500 millones, según una estimación realizada con la cotización del valor a primeros de este mes de noviembre, y será recibida por los beneficiarios en la forma que determinen dentro de los diez días siguientes a la fecha prevista para la ejecución de las opciones, el 25 de febrero del año 2000.En una carta enviada a los directivos seleccionados en el primer trimestre de 1997, Villalonga explica que la dirección de Telefónica decidió "poner en marcha un programa de incentivos a directivos, denominado RISE" y relata las características y ventajas del mismo en un documento adjunto. Después de este primer plan para 100 directivos, para el que Telefónica reservó inicialmente 307.339 acciones a 3.270 pesetas cada una, lo que supondría al grupo seleccionado un desembolso global de unos 1.000 millones de pesetas que ahora podrían reportarles los citados 37.500 millones, Villalonga ha extendido la retribución mediante opciones sobre acciones hasta 450 ejecutivos del grupo (en mayo de 1999 bajo la denominación de Programa TOP), que también tiene Villalonga, al igual que en Telefónica Internacional. TPI-Páginas Amarillas y Terra completan las filiales con estos sobresueldos. Los rasgos principales del primer plan son:
- Objetivos. El presidente de la compañía explica que el programa de opciones "se enmarca dentro de los objetivos de desarrollo profesional que se establecen en el Grupo Telefónica" y responde a la necesidad de "fidelizar a una parte del colectivos de empleados" para que no se marchen a la competencia.
- La Bolsa como referencia. La carta reconoce que existen distintas posibilidades para determinar el importe del incentivo, pero que se ha elegido la evolución de la acción en la Bolsa de Madrid, "ya que se considera dicha valoración como el índice que mejor refleja los resultados de la gestión desarrollada". No ha contado con otros criterios como el beneficio operativo de la firma, el consumo telefónico por línea o las ventas de Telefónica en el periodo.
- Directivos seleccionados. El plan ofrece "a determinados directivos y altos cargos de la compañía y de algunas de sus filiales o participadas que ostenten la condición de accionistas, la posibilidad de recibir una compensación económica en metálico en función de la apreciación registrada por las acciones de Telefónica el 25 de febrero del 2000 respecto a un precio inicial de referencia de 3.270 pesetas". Villalonga invita a sus directivos y recuerda que es necesario convertirse en accionista. La relación de beneficiarios, dividido en cuatro niveles, está en poder de la Comisión de Selección y Retribuciones de la operadora, según la carta.
- Condición de accionista. Para llegar a ello, la carta señala que basta con adquirir acciones de la compañía "en el periodo comprendido entre la recepción de esta carta y la firma del boletín de adhesión", antes del 14 de mayo de 1997. Cada directivo pudo acceder a un número máximo de acciones, determinado en la carta, a un precio de referencia de 3.270 pesetas. En la fecha señalada, las opciones se convertirán en "una cantidad dineraria" que depende de la apreciación de las acciones, siempre y cuando el beneficiario siga en la compañía.
- "Carácter excepcional" y plazos. El RISE tiene una duración de tres años, "ya que este periodo de tiempo se considera de gran importancia como consecuencia de la nueva situación derivada de la privatización de Telefónica y de la liberalización del sector", según el documento. El texto explica que "por ello, el programa RISE tiene la consideración y el carácter de excepcional", aunque señala que se puede extender a las filiales del grupo, como ha ocurrido.
- Arbitraje. El plan, que está redactado con cláusulas de contrato, prevé contingencias que pueden afectar a la ejecución del plan como la extinción de la relación contractual con la empresa (con lo que el interesado perdería su condición de beneficiario), la jubilación adelantada, e incluso el fallecimiento. También prevé situaciones de arbitraje en caso de conflicto.
La magnitud que pueden alcanzar las retribuciones al final del periodo -Villalonga aseguraba el pasado sábado al diario Expansión que "nunca pudimos imaginar que la empresa se iba a revalorizar tanto"-, la inquietud política que ha suscitado y las críticas vertidas por las fuerzas parlamentarias y otros agentes sociales, han llevado al presidente de Telefónica, que fue nombrado por José María Aznar antes de la privatización, a plantear ahora una modificación del plan.
El cambio más importante que se propondrá a su Consejo de Administración, que se celebra mañana, miércoles, supone que los beneficiarios que continúen en la compañía no podrán cobrar hasta el 2005, según han informado fuentes de la propia Telefónica. Si se aprueba esa modificación, el plan perderá el carácter de fidelización, ya que no impide a los beneficiarios cobrar las acciones si se marchan de la compañía antes de la nueva fecha.
Sin embargo, el plan presentado y acordado en negociación individual con los directivos, establece algunas reservas que se están volviendo contra la dirección, precisamente porque se fijan obligaciones clásicas de un contrato, e incluso se establece claramente la necesidad de un posible arbitraje para casos de divergencia en su interpretación.
Así, Villalonga se comprometió a mantener "inalterados los derechos (...) y, en especial, el derecho a recibir el importe en metálico" ante cualquier ajuste o en "en el supuesto de que Telefónica adopte un acuerdo que pueda afectar de modo sustancial al programa RISE". Además, el documento que recoge las condiciones del RISE señalaba que "pueden existir circunstancias excepcionales que determinen una duración inferior para determinados beneficiarios", un argumento que algunos directivos han empezado a analizar ante la posibilidad de que el plazo de ejecución de las acciones se retrase.
Identidad desconocida
Hasta ahora, Telefónica no ha facilitado la identidad de los seleccionados ni el cargo, ni el número de acciones concedidas a cada uno. Además, unos meses después de ponerlo en marcha, la dirección modificó el plan inicial y elevó el número máximo de acciones fijado incialmente a algunos directivos, incluido el presidente, y el multiplicador, gracias a las opciones a las que renunciaron algunos ejecutivos que dejaron la compañía por entonces. Fuentes de Telefónica aseguran que en algunos contratos este factor ha pasado de 11,545 (ver recuadro) hasta 37, lo que hace imposible un cálculo exacto de las cantidades finales a cobrar. Aún así, se estima que el plan generará un rendimiento total de unos 37.500 millones. Según el plan inicial, al presidente le correspondería una retribución cercana a 1.500 millones, sobre la base de 13.000 acciones, aunque puede triplicarse si se eleva al máximo el factor multiplicador. Los diarios El Mundo y Expansión, en los que Telefónica tiene una participación accionarial han cifrado la retribución de Villalonga en 1.000 millones de pesetas.
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