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Siete detenidos por servir combustible adulterado durante cuatro años en dos gasolineras

Tres empresarios madrileños han vendido supuestamente durante los últimos cuatro años gasolina adulterada y peligrosa a miles de coches en una estación de servicio de Meco y en un surtidor del número 132 de la calle del Príncipe de Vergara, según la Guardia Civil. Con este fraude han conseguido embolsarse más de 1.000 milones de pesetas. Los agentes han detenido a siete personas bajo la acusación de estafa, delitos contra los consumidores y delitos contra la Hacienda pública. Los imputados añadían a la gasolina un exceso de disolvente en una nave de Arganda. La Guardia Civil precintó ayer las dos estaciones de servicio y la nave donde se adulteraba el combustible.

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Economía no olió el fraude

Las investigaciones de la Policía Judicial de la Guardia Civil arrancaron hace tres meses por mediación de la denuncia de varios vecinos de Arganda. Éstos indicaron al 062 que cada noche salían camiones-cisterna con el logotipo de Cepsa de una gigantesca nave situada en el Camino de Puente Viejo, donde se encuentra la empresa Mack Disolventes. Asimismo, el recinto desprendía un fuerte y penetrante olor.La Guardia Civil vigiló el almacén en el que supuestamente se manipulaba la gasolina con la colaboración de técnicos de Cepsa. Los agentes descubrieron que entraban en el complejo furgonetas repletas de disolventes residuales. Ese producto químico se mezclaba en exceso con el combustible en unos depósitos gigantescos de la nave. Según los investigadores, los propietarios manipulaban la gasolina con un exceso de disolvente. "Por cada litro puede haber un 10% de disolvente y ellos añadían un 30% para aumentar la cantidad de combustible", explicó un portavoz de la Guardia Civil.

Esta adulteracion, según los expertos, afecta negativamente a los motores de los vehículos e incrementa el riesgo de explosión en caso de accidente, según los técnicos de Cepsa.

Camión falso

La gasolina pirata era transportada por un falso camión de Cepsa hasta las estaciones de servicio de Meco y de la calle del Príncipe de Vergara de Madrid. Un coche camuflado de la Guardia Civil repostó en la gasolinera. Los agentes comprobaron en sus laboratorios que era gasolina manipulada.El pasado jueves se detuvo a los empresarios que regentan la firma Mack: José L. A., Antonio V. M., Ricardo L. A. También han sido arrestados otros cinco empleados de la empresa denunciada. Todos los detenidos serán puestos hoy a disposición judicial.

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Según la Guardia Civil, los imputados han adulterado en cuatro años unos 30 millones de litros de gasolina (24 en Meco, y el resto, en la de Madrid). El fraude a Hacienda es multimillonario, ya que la organización se ahorraba el pago de parte de los impuestos con la adulteración del combustible.

La Guardia Civil precintó ayer el almacén de Arganda del Rey utilizado para amañar el combustible. Allí descubrieron también un león y un tigre en sendas jaulas. También fueron selladas la gasolinera de Meco, propiedad de la empresa Carburantes Meco, y el surtidor de Príncipe de Vergara, regentado por la compañía Tiger Petroleum.

Muchos conductores que han repostado habitualmente en Príncipe de Vergara se llevaron las manos a la cabeza al enterarse de que sus vehículos se habían alimentado durante meses con una gasolina venenosa para los motores.

Francisco, que vive frente al surtidor, resolvió ayer la enigmática avería que sufrió el pasado verano su potente Mercedes. "Llevé el coche al taller porque veía que perdía potencia en los últimos meses. Tuve que cambiar la junta de la culata y la avería me costó cerca de 100.000 pesetas. El mecánico me dijo que era algo muy extraño, pero ahora sé lo que pasó de verdad. Era la gasolina. No me voy a quedar cruzado de manos. Pienso denunciar el caso", comentó.

Andrés Rincón posee un taller mecánico en la zona. "Es cierto que hay muchas averías extrañas en los coches, pero seguro que más de una está relacionada con el combustible que servían en esa gasolinera". Adela, una funcionaria de la Consejería de Economía y Hacienda, situada junto al surtidor precintado, sólo ha repostado dos veces en las mangueras sospechosas. "La primera vez no me di cuenta, pero en la segunda ocasión descubrí que el coche consumió la gasolina muy rápido. No les pedí ninguna explicación, pero decidí no volver".

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