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En su propia mente

Es difícil imaginar disfrutando a la reina en su papel de portavoz de su Gobierno. (...) Su discurso parecía ser original no de un gobierno, sino de dos, uno fundamentalmente liberal en sus instintos y el otro justo lo contrario. Estas divergencias traspasan el discurso de la Corona y a la Administración de Blair, al Partido Laborista y al primer ministro. Ayer no hubo insuficiencia de medidas liberales. (...) Por ejemplo, a los proyectos de ley sobre transporte y gobiernos locales les guían principios liberales. (...) Pero desde el mismo Gobierno se toman medidas que limitan enormemente las libertades. Cualquier persona detenida sospechosa de delito podría, según un nuevo proyecto de ley, (...) ser sometida a un control de consumo de estupefacientes, incluso si el delito no tiene nada que ver con dicho consumo. (...) La policía tendrá poderes más amplios para interceptar correos electrónicos, y podrán solicitar claves para descifrar mensajes codificados. (...)La ley de partidos políticos y sobre referendos también ilustra esta incertidumbre sobre la libertad en el Gobierno. (...) Los mensajes del Gobierno están muy mezclados. Tony Blair es un pluralista en principio y un autócrata en la práctica. El pluralista que hay en él quiere devolver el poder a Escocia, Gales, Irlanda del Norte y Londres. El autócrata no puede aceptar la consecuencia lógica de la devolución, que haya desacuerdos entre estos nuevos poderes (...) y Westminster. La confusión presente en el mensaje de la reina (...) es un síntoma de un problema presente en la propia mente del primer ministro.

, 18 de noviembre

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