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El día que Noor descubrió los payasos

Sólo los habían visto en la tele. Sabían que los payasos existen, pero nunca los habían tenido cara a cara. Por eso, cuando los clowns aparecieron armados de sonrisas maquilladas, globos y pitos no daban crédito a sus ojos.Los niños iraquíes que hace una semana llegaron a Málaga para someterse a una operación de corazón en el hospital Materno Infantil disfrutaron ayer de una fiesta infantil, improvisada con el único fin de hacer más corta su espera. Los payasos no sólo les demostraron que son de carne y hueso, sino que además son solidarios: durante más de una hora compartieron juegos, música y diversión, para regocijo de los pequeños y satisfacción de sus madres.

Noor Munin (14), Ranin Elías (9) y Abdulah Shalai (9) pretendían ser solo espectadores del espectáculo, pero los clows les dejaron claro desde el principio que ellos formaban parte del sarao. Así que en apenas cinco minutos, niños, payasos y hasta trabajadores del Centro Cívico (donde se encuentran alojados) rompían globos sin miramientos al ritmo de la famosa María, de Ricky Martín.

Maha Abdurahman (12) se perdió la fiesta. La pequeña fue ingresada el miércoles por la noche en el hospital malagueño debido a un empeoramiento de su estado de salud. El equipo médico que la asiste prevé su intervención para el próximo día 30.

Ranin y Abdulah todavía no tienen fecha. El próximo viernes serán sometidos a un cateterismo para tener un diagnóstico más certero. Noor, en cambio, no necesitará operación. Los facultativos del Materno han constatado que durante su crecimiento se ha producido una evolución de su dolencia, por lo que no necesitará ni intervención quirúrgica, ni tratamiento farmacológico.

Los pequeños viajaron a Málaga porque necesitan ser operados y el colapso de la sanidad iraquí les impide entrar en quirófano. Por eso desde el Comité de Solidaridad con la Causa Árabe se veía ayer con pena que el diagnóstico erróneo de Noor haya quitado una plaza a otro pequeño que sí requiere una intervención. Debido a la escasez de medicinas que padece Irak, la organización humanitaria selecciona a pequeños con cardiopatías limpias, es decir que no requieren ningún tratamiento tras la operación.

Por cada niño que el comité logra sacar al extranjero, otros cinco mueren en lista de espera. La falta de medicamentos, de comida y de recursos de la sanidad pública a consecuencia del embargo tiene consecuencias devastadoras en la población, según relataron las madres. Pero ayer, ellas y sus hijos se olvidaron al menos durante unas horas de embargos, carencias, médicos y distancias. La risa superó fronteras y por un rato dejó sin trabajo a la traductora.

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Jeanned´Arc sí fue necesaria en los prolegómenos del festejo. Contó, por ejemplo, que los payasos no son el único descubrimiento de este viaje. Los pequeños, y también sus madres, han visto el mar por primera vez. Noor, aferrada al elefante de peluche que le regalaron cuando llegó a Málaga, contó que le pareció "muy grande".

Abdulah no entró en pormenores geográficos y prefirió explicar que guarda como oro en paño el camión que recibió a modo de bienvenida para obsequiárselo a su hermano pequeño. Las madres, como ya hicieron el día que pusieron sus pies en Málaga, no dejaron de dar gracias a las instituciones públicas y privadas que han hecho posible su viaje a la esperanza. Desde 1996, unos 80 niños han sido operados fuera de Irak. Otros 400 han fallecido.

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