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Reportaje:

De la Velá a Belén

A sus 77 años, Esperanza García, la del Maera, la más veterana de los siete cantaores -también talluditos- del grupo Triana Pura, asume el éxito con la misma alegría que un principiante. "Lo del Probe Migué [una de las canciones del disco De Triana al cielo] ha sido un bombazo gordo, un exitazo por el mundo entero que no esperábamos", dice con satifacción esta trianera que desde pequeña quiso ser artista y lo fue hasta que su marido, El Maera, la retiró de los escenarios. "Yo he trabajado con Lola Flores, con La Piqué. De joven fui a los mejores teatros, con las figuras más grandes. Pero cuando me casé, mi marido, que en paz descanse, me dijo que yo sólo cantaba pa él", recuerda.En sólo dos años el grupo, que nació en 1983 cuando los demás la animaron a cantar en la Velá de Triana- "Me decían: ¡tita,tita sube!, y yo subí y canté Manuela"-, ha pasado del anonimato de sus actuaciones en bodas, bautizos y discotecas a vender cerca de 150.000 copias de su segundo álbum, De Triana al cielo, aunque ya se dieron a conocer con el anterior, La cava de los gitanos. "Íbamos donde nos llamaban, a pubs y sitios de ésos, y siempre a la Velá". Allí, en la Velá de Santiago y Santa Ana, Tere Peña, hermana de Juan Peña El Lebrijano, se fijó en ellos y les llamó. Fue el comienzo de una carrera meteórica.

Una carrera que ahora continúa con su tercer álbum, De Triana a Belén, en el que rescatan a ritmo de tangos y bulerías villancicos populares que se cantaban hace más de 40 años en los corrales y patios de vecinos de su barrio y que, como recordó ayer en su presentación la concejal de Cultura del ayuntamiento sevillano, Paola Vivancos, no son conocidos ni están comercializados porque se han conservado por tradición oral. "Hemos querido recordar los villancicos de nuestra niñez, que ya tenemos una edad", comentó José Moreno, Herejía, de 62 años. "De cuando cogíamos un cubo de aguardiente, una caja de pestiños y unas tortas y cantábamos de casa en casa".

Para Esperanza, las de su niñez y juventud eran una Navidades "divinas", porque aunque no tenían mucho dinero, sí había mucha alegría: "A casa venían banderilleros y flamencos. No teníamos dinero y yo no sé de dónde lo sacaba mi marido, pero ese día íbamos a comprar pollo, y pasteles a Ochoa. Unos cantaban, otros bailaban y todos lo pasábamos muy bien y muy feliz. Eran unas Navidades de rico.". La del Maera cogía un búcaro que golpeaba con unas alpargatas y se lanzaba a la calle. Para Pastora, La del Pati, de 76 años, aquellas fiestas tenían algo especial. "Por las calles iba la gente con sus cántaros y sus panderetas y llorábamos de gozo, porque yo cuando me tomo una copa de aguardiente y las que haga falta es en Nochebuena".

La grabación, indicó la representante discográfica, María del Carmen Domínguez, de Ediciones Senador, es imperfecta, con la "naturalidad y el calor de hogar" de los villancicos originales. En la presentación del disco también estuvieron Curro Moreno, de 67 años, El Coco, de la misma edad, y Manuel Pati, de 50 años, hijo de Pastora la del Pati, que se ha incorporado también al grupo. No acudió, pero sí está en el disco, La Perla, de 66 años, a causa de una gripe. Los siete trianeros actuarán en el Lope de Vega el día 30 y preparan un cuarto álbum "con bulerías y cosas alegres y bonitas y un poco de rumbita", añade Esperanza, que quiere conseguir muchas galas, porque "mientras el cuerpo aguante, yo seguiré cantando".

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